El tesoro del agua
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Aguaviva, donde todos sus habitantes vivían felices y contentos. Pero un día, algo extraño sucedió: el agua comenzó a escasear.
Los niños del pueblo, Mateo y Sofía, se dieron cuenta de que algo no andaba bien. Cada vez que abrían el grifo, apenas salía unas gotas de agua. Asustados por lo que podía estar pasando, decidieron ir a hablar con el sabio del pueblo, Don Aguaclara.
Don Aguaclara era un anciano muy sabio y respetado en Aguaviva. Siempre tenía respuestas para todo y los niños confiaban plenamente en él. "Don Aguaclara, ¿qué está pasando con el agua?", preguntó Mateo preocupado.
"Ah, mis queridos niños", respondió don Aguaclara con calma. "El problema es que hemos estado desperdiciando el agua sin darnos cuenta de su verdadera importancia.
"Sofía miró sorprendida a don Aguaclara y preguntó: "¿Qué quiere decir con eso?"Don Aguaclara les explicó cómo cada vez que dejamos correr el agua mientras nos lavamos los dientes o cuando tomamos baños largos estamos desperdiciándola. Les contó sobre la importancia de ahorrar agua para cuidar nuestro planeta y asegurar que siempre tengamos suficiente para todos.
Los niños escucharon atentamente las palabras del sabio y se sintieron avergonzados por no haber valorado antes lo valiosa que era el agua.
"Pero Don Aguaclara", dijo Mateo pensativo,"¿cómo podemos solucionar este problema?"Don Aguaclara sonrió y les dijo: "Tenemos que enseñarle a todos en el pueblo la importancia del agua. Vamos a organizar una feria del agua, donde aprenderemos cómo cuidarla y valorarla. "Los niños estaban emocionados con la idea y se pusieron manos a la obra.
Invitaron a todos los habitantes de Aguaviva a participar en la feria del agua. El día de la feria llegó y había muchas actividades divertidas para aprender sobre el agua.
Había juegos para ahorrar agua, como lavarse los dientes con solo un vaso de agua o regar las plantas con una botella reciclada. También había puestos informativos donde se explicaba cómo el agua es fundamental para nuestra salud y cómo debemos conservarla para mantener nuestro planeta limpio.
La feria fue todo un éxito. Los habitantes de Aguaviva aprendieron lo importante que era el agua y se comprometieron a cuidarla siempre. Prometieron no desperdiciar ni una gota más. Después de ese día, en Aguaviva nunca volvió a escasear el agua.
Todos recordaron la lección que habían aprendido gracias a Mateo, Sofía y don Aguaclara. Los niños se sintieron felices al ver cómo su pequeña iniciativa había tenido un impacto tan grande en su comunidad.
Aprendieron que incluso siendo pequeños podían hacer grandes cosas si trabajaban juntos por una causa importante. Y así, Aguaviva siguió prosperando gracias al valioso recurso del agua, recordando siempre su importancia y valorándola cada día más.
FIN.