El Tesoro del Agua Pura



Había una vez en un laboratorio muy especial, donde vivían las sustancias puras. En ese lugar mágico habitaban el Agua, la Sal, el Azúcar y el Oxígeno, entre otros.

Un día soleado, el Agua estaba triste porque se sentía invisible al lado de la Sal y el Azúcar, que siempre brillaban con colores y formas llamativas. El Oxígeno, que era muy sabio, se acercó a consolarla:"No te pongas triste, querida Agua.

Tú eres fundamental para la vida en la Tierra. Sin ti, los seres vivos no podríamos existir. "El Agua sonrió tímidamente y le dio las gracias al Oxígeno por sus palabras tan amables.

De repente, un terremoto sacudió el laboratorio y todos empezaron a mezclarse por accidente. La Sal se juntó con el Azúcar y formaron una sustancia nueva muy dulce y salada a la vez. El Oxígeno se unió con otro elemento y crearon una molécula vital para los seres vivos.

El Agua quedó sola por un momento hasta que vio a un pequeño niño acercarse al laboratorio. El niño tenía sed y bebió un vaso de agua fresca que lo revitalizó al instante.

"¡Qué rica está esta agua! ¡Gracias por existir!", exclamó el niño mientras sonreía feliz. El Agua comprendió entonces su verdadero valor: no necesitaba ser colorida o llamativa para ser importante. Su pureza y transparencia eran su mayor tesoro.

Desde ese día, todas las sustancias puras del laboratorio aprendieron a valorarse mutuamente y a entender que cada una tenía su papel esencial en el mundo.

Y así, aunque a veces se mezclaran sin querer, recordaban siempre la importancia de mantenerse puros en esencia para cumplir con su propósito único en la vida. Y colorín colorado este cuento de las sustancias puras ha terminado.

FIN.

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