El tesoro del amor y la generosidad
Había una vez en el lejano pueblo de Villa Magia, tres amigos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar. Eran conocidos por su sabiduría y generosidad, y siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás.
En vísperas de la Navidad, los tres amigos se encontraron en la plaza del pueblo para conversar sobre sus planes para las fiestas. Melchor propuso hacer algo especial este año: visitar el lugar donde había nacido Jesús. Gaspar y Baltasar estuvieron de acuerdo al instante.
Sabían que esa sería una experiencia única e inolvidable. Sin embargo, no sabían cómo llegar hasta allí. - ¿Alguna idea de cómo encontrar ese lugar? - preguntó Gaspar.
- He oído hablar de un antiguo mapa que muestra el camino hacia el origen de la Navidad - respondió Melchor con entusiasmo. Los tres amigos se pusieron manos a la obra para buscar ese misterioso mapa.
Recorrieron bibliotecas y consultaron a viejos sabios del pueblo hasta que finalmente dieron con él. El mapa mostraba un sendero lleno de obstáculos y desafíos, pero eso no desanimó a los valientes Reyes Magos. Sabían que su misión era importante y estaban dispuestos a enfrentar cualquier dificultad. Así comenzó su aventura.
Partieron antes del amanecer siguiendo las indicaciones del mapa. Caminaron durante días sin descanso, sorteando peligros como ríos caudalosos y montañas empinadas. Un día, mientras cruzaban un bosque oscuro, escucharon unos llantos provenientes de un árbol.
- ¡Ayuda! - gritó una pequeña ardilla atrapada en una rama. Los Reyes Magos no dudaron en acercarse y liberar a la ardillita.
Agradecida, les dijo:- Si siguen por este camino, encontrarán un puente mágico que los llevará directo al origen de la Navidad. Animados por las palabras de la ardilla, los amigos continuaron su travesía. Al llegar al puente, quedaron maravillados con su belleza. Estaba hecho de cristal y emitía destellos brillantes bajo los rayos del sol.
Sin embargo, justo cuando se disponían a cruzarlo, apareció un troll gigante bloqueando el paso. - ¿Dónde creen que van? - gruñó el troll con voz amenazante. Melchor se adelantó y le explicó amablemente su misión.
El troll parecía dudar por un momento, pero luego sonrió y dijo:- Les permitiré pasar si responden correctamente a mi acertijo: "Soy alto como una montaña y delgado como un hilo; atravieso bosques sin moverme del sitio".
Los tres amigos se miraron entre sí pensando la respuesta hasta que Gaspar exclamó emocionado:- ¡Una aguja! El troll asintió complacido y dejó que pasaran hacia el otro lado del puente mágico.
Finalmente, después de superar todos los desafíos del mapa, llegaron al lugar donde había nacido Jesús. Allí encontraron paz y amor en cada rincón. Se emocionaron tanto que decidieron hacer algo especial para celebrar ese momento único: regalaron sus más preciados tesoros al niño.
Melchor entregó una caja llena de libros para que Jesús pudiera aprender y crecer sabiamente. Gaspar trajo consigo un cofre lleno de juguetes para que el niño nunca dejara de jugar y ser feliz.
Y Baltasar ofreció una bolsa con semillas para que Jesús pudiera cultivar y alimentar a su pueblo en el futuro. Jesús, con una sonrisa en su rostro, agradeció a los Reyes Magos por sus regalos tan valiosos y les deseó un feliz viaje de regreso a Villa Magia.
Los tres amigos volvieron a casa sintiéndose plenos y satisfechos. Aprendieron que la verdadera magia de la Navidad está en dar sin esperar nada a cambio, en ayudar a los demás y compartir nuestras bendiciones.
Desde aquel día, Melchor, Gaspar y Baltasar se convirtieron en leyendas vivientes del pueblo de Villa Magia. Cada año, durante la Navidad, recordaban su increíble aventura hacia el origen de la Navidad y cómo encontraron el verdadero significado de esta festividad: amor, generosidad y solidaridad.
Y así fue como los Reyes Magos enseñaron al mundo entero que lo más importante no es recibir regalos materiales, sino dar amor y alegría a quienes nos rodean.
FIN.