El tesoro del arcoíris



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, llamado Villa Arcoiris, donde todos los días se podía ver un hermoso arcoíris en el cielo.

Los habitantes del pueblo estaban acostumbrados a este espectáculo y lo consideraban como un regalo especial. En Villa Arcoiris vivía una niña llamada Sofía. Ella era curiosa y siempre estaba buscando respuestas a todas sus preguntas.

Un día, mientras observaba el arcoíris desde su ventana, decidió que quería descubrir dónde comenzaba y terminaba ese hermoso arco de colores. Sofía se puso su sombrero favorito y salió corriendo hacia las afueras del pueblo. Mientras caminaba por los campos, encontró a su amiga Clara, la mariposa azul.

"¡Hola Clara! Estoy buscando el final del arcoíris", le dijo Sofía emocionada. Clara revoloteó alrededor de Sofía y le dijo: "¿Sabes qué? He oído decir que si sigues el camino de flores multicolores, llegarás al final del arcoíris".

Sofía sonrió emocionada y siguió las indicaciones de Clara. Caminó entre las flores rojas, naranjas, amarillas y verdes hasta que llegó a un bosque encantado. Allí se encontró con Lucas, un conejito travieso que saltaba entre los árboles.

"¡Hola Sofía! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Lucas con curiosidad. "Estoy buscando el final del arcoíris", respondió Sofía animada. Lucas sonrió y le dijo: "Dicen que si sigues el canto de los pájaros, te llevarán hasta allí".

Sofía escuchó atentamente y comenzó a seguir el hermoso coro de aves. Cantaban melodías alegres y llenas de vida. Siguiendo su canción, llegó a un río cristalino. Allí se encontraba Martín, un pez dorado con escamas brillantes.

"¡Hola Sofía! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Martín nadando junto a ella. "Estoy buscando el final del arcoíris", respondió Sofía emocionada. Martín sonrió y le dijo: "Si sigues la corriente del río, te llevará directamente al final del arcoíris".

Sofía se adentró en el agua fresca del río y dejó que la corriente la llevara. Flotaba entre las olas mientras admiraba los colores reflejados en el agua. Finalmente, emergió en una cascada mágica. En lo alto de la cascada, estaba Julieta, una hada traviesa con alas relucientes.

"¡Hola Sofía! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Julieta con una sonrisa pícara. "Estoy buscando el final del arcoíris", respondió Sofía entusiasmada.

Julieta rió y le dijo: "Dicen que si subes por esta escalera de nubes, llegarás al final del arcoíris". Sofía subió las escaleras voladoras con cuidado hasta llegar a la cima. Y allí estaba él: un gran tesoro lleno de colores y brillo. El final del arcoíris.

Sofía se quedó sin palabras al ver aquel espectáculo tan maravilloso. Los colores bailaban a su alrededor, llenando su corazón de alegría. De repente, una voz resonó en el aire: "Sofía, has seguido tu curiosidad y perseverancia hasta encontrar el final del arcoíris.

Te concedo un deseo". Sofía pensó por un momento y luego dijo: "Deseo que todos los niños del mundo tengan la oportunidad de perseguir sus sueños y descubrir la magia que hay dentro de ellos".

En ese instante, Sofía sintió cómo la energía mágica del arcoíris fluía a través de ella. Sabía que había hecho algo especial. Cuando regresó a Villa Arcoiris, compartió su historia con todos los habitantes del pueblo.

Desde aquel día, cada niño en Villa Arcoiris comenzó a perseguir sus sueños con valentía y determinación.

Y así fue como el poderoso arcoíris dejó una promesa en el corazón de Sofía: nunca debemos dejar de buscar lo que nos hace felices y siempre debemos creer en nuestra propia magia interior.

FIN.

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