El Tesoro del Avión Solitario



Había una vez, en un cielo muy lejano, un avión de color verde llamado Mateo. Mateo era diferente a los demás aviones que surcaban el cielo, ya que su color resaltaba entre las nubes blancas y azules.

Mateo siempre se sentía triste porque no tenía amigos con quienes jugar. Los otros aviones no querían acercarse a él por ser diferente. Pero un día, mientras volaba solo, escuchó una voz proveniente de abajo.

"- ¡Hola! ¿Eres el avión verde?" - preguntó la voz. Mateo se asomó y vio a un niño pequeño mirándolo con curiosidad desde el suelo. "- ¡Sí! Soy el avión verde. Mi nombre es Mateo" - respondió emocionado.

El niño sonrió y exclamó: "-¡Qué genial! Siempre he deseado tener un amigo como tú". Desde ese momento, Mateo y el niño se hicieron inseparables. Juntos exploraron nuevos lugares y vivieron emocionantes aventuras en el cielo azul.

Un día, mientras volaban sobre una montaña alta, Mateo vio algo brillante en la cima. Era un tesoro escondido que nadie había descubierto antes. "- ¡Mira! ¡Un tesoro!" - gritó Mateo entusiasmado. El niño y Mateo descendieron rápidamente para investigar más de cerca.

Cuando llegaron a la cima de la montaña, encontraron una caja llena de juguetes abandonados. "- Parece que estos juguetes fueron olvidados aquí hace mucho tiempo" - dijo el niño tristemente. Mateo tuvo una idea brillante.

"- Podemos llevar estos juguetes a los niños que no tienen ninguno" - propuso. El niño sonrió y aceptó la idea de Mateo. Juntos, cargaron los juguetes en el avión y volaron hacia una pequeña aldea donde había muchos niños sin juguetes.

Cuando llegaron, los niños estaban sorprendidos al ver un avión verde con un tesoro de juguetes. La alegría se reflejaba en sus rostros mientras recibían los regalos. "- ¡Muchas gracias! ¡Esto es increíble!" - exclamaron emocionados.

Mateo y el niño continuaron llevando juguetes a diferentes lugares, haciendo felices a muchos niños que antes no tenían nada para jugar. Poco a poco, Mateo se convirtió en un héroe para todos ellos.

Con el tiempo, otros aviones comenzaron a admirar la generosidad de Mateo y se acercaban para hacer amistad con él. Comprendieron que ser diferente no era algo malo, sino algo especial que podía traer felicidad a muchas personas.

Así fue como Mateo descubrió su propósito en el cielo: ser un amigo leal y llevar alegría a las personas necesitadas. Desde aquel día, siempre volaba con una sonrisa en su rostro sabiendo que estaba haciendo del mundo un lugar mejor.

Y así termina esta historia inspiradora sobre cómo la amistad y la generosidad pueden cambiar vidas. Recuerda siempre valorar las diferencias de cada persona porque allí radica su verdadera magia.

FIN.

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