El tesoro del bosque mágico



Había una vez en un lugar mágico y encantado, un volcán que siempre estaba rodeado de árboles verdes y frondosos. En la base del volcán pasaba un río cristalino que fluía con alegría y vitalidad.

Un puente antiguo cruzaba el río, conectando dos lados del bosque lleno de vida. En este hermoso escenario, vivían tres amigos muy especiales: Tomás el travieso mapache, Martina la curiosa ardilla y Lola la valiente mariposa.

Siempre estaban juntos explorando cada rincón del bosque y descubriendo nuevas aventuras. Una mañana soleada, mientras jugaban cerca del volcán inactivo, empezó a llover suavemente. Las gotas de lluvia caían sobre ellos como pequeñas caricias frescas.

Tomás levantó su hocico al cielo y exclamó emocionado: "¡Qué divertido es jugar bajo la lluvia!". Martina reía mientras saltaba de rama en rama diciendo: "¡Me encanta sentir las gotas en mi pelaje!".

De repente, Lola gritó desde lo alto de un árbol: "¡Miren chicos! ¡El arcoíris está apareciendo sobre el volcán!". Los tres amigos se quedaron maravillados viendo los colores brillantes pintar el cielo grisáceo. Decidieron seguir el arcoíris hasta encontrar su tesoro al final.

Cruzaron el puente antiguo sobre el río apresuradamente, con la lluvia cayendo más fuerte ahora. El agua corría velozmente debajo de ellos mientras avanzaban hacia su destino desconocido pero emocionante. De repente, escucharon un estruendo proveniente del volcán.

"¿Qué fue eso?", preguntó nervioso Tomás. "No lo sé, pero no podemos dar marcha atrás", respondió decidida Lola. "¡Vamos a descubrirlo juntos!", animó Martina con valentía.

Al llegar a la base del volcán, vieron algo increíble: una cascada de lava brillante descendiendo lentamente por uno de los costados. Estaban asombrados por la magnificencia del espectáculo natural frente a ellos. "¡Es impresionante!", exclamó Martina con admiración. "Parece magia pura", dijo Tomás boquiabierto. "Tenemos que tener cuidado", advirtió Lola preocupada por su seguridad.

Decidieron rodear con precaución el volcán para seguir buscando el tesoro al final del arcoíris. Subieron por senderos empinados y resbaladizos hasta llegar a la cima donde encontraron una cueva misteriosa iluminada por destellos multicolores reflejados desde afuera.

Al entrar en la cueva oscura, descubrieron un cofre dorado brillante esperándolos en medio de la habitación iluminada por gemas preciosas incrustadas en las paredes.

Con cautela abrieron el cofre revelando tesoros aún más sorprendentes: semillas mágicas que podían hacer crecer cualquier cosa que desearan.

Con alegría en sus corazones y risas resonando en toda la cueva, los tres amigos decidieron plantar las semillas mágicas alrededor del volcán para crear un jardín único donde todos los seres vivos pudieran disfrutar de su belleza eterna.

Así termina nuestra historia de amistad y valentía entre Tomás el travieso mapache, Martina la curiosa ardilla y Lola la valiente mariposa; quienes aprendieron que trabajar juntos para alcanzar sus sueños traerá magia a sus vidas sin importar las adversidades que encuentren en su camino. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nunca olvides ¡la magia está siempre presente si crees en ella!

FIN.

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