El tesoro del Capitán Barba Negra



Dolores estaba emocionada por la mudanza al puerto de Santa María. Le encantaba el mar y siempre había soñado con vivir cerca de él.

Junto a sus hermanas, Paula, Pepa y Mª Ángeles, explorarían nuevos lugares y vivirían muchas aventuras. Cuando llegaron al puerto de Santa María, se instalaron en una casa pequeña pero acogedora. Desde su ventana, podían ver los barcos zarpar y regresar del mar.

Dolores no podía esperar para conocer a otros niños del lugar y hacer amigos. Un día, mientras paseaban por el puerto, encontraron un mapa misterioso tirado en el suelo. Estaba lleno de dibujos extraños y señalaba un lugar desconocido.

Emocionadas por la idea de una nueva aventura, decidieron seguir el mapa para descubrir qué tesoro escondía. Siguiendo las indicaciones del mapa, caminaron entre calles estrechas hasta llegar a un antiguo faro abandonado.

Subieron las escaleras con cuidado y llegaron a la cima donde se encontraba una puerta cerrada con candado. - ¡Aquí debe estar el tesoro! -exclamó Dolores emocionada-. Pero ¿cómo abrimos esta puerta? Paula recordó que había visto algunas llaves antiguas colgadas en la pared de una tienda cercana.

Decidieron ir allí en busca de una llave que pudiera abrir la puerta del faro. La dueña de la tienda era una mujer amable llamada Carmen. Les mostró varias llaves antiguas pero ninguna parecía ser la correcta.

Sin embargo, les dijo que conocía una leyenda sobre el faro y que, si querían, podía contarles. Las niñas aceptaron emocionadas y Carmen les contó la historia de un pirata llamado Capitán Barba Negra.

Según la leyenda, el capitán había escondido su tesoro en el faro antes de ser capturado por las autoridades. Desde entonces, nadie había logrado encontrarlo. Inspiradas por la historia del pirata, Dolores y sus hermanas volvieron al faro con más determinación.

Decidieron intentar abrir la puerta con una de las llaves que habían visto en la tienda. Probaron varias veces hasta que finalmente una llave encajó perfectamente en la cerradura.

Al abrir la puerta, se encontraron con una habitación llena de tesoros brillantes: monedas de oro, joyas y mapas antiguos. Estaban asombradas por lo que veían pero también sabían que aquel tesoro no les pertenecía. Decidieron llevar todo a Carmen para que ella decidiera qué hacer con él.

Carmen estaba sorprendida al ver el tesoro pero decidió donarlo a un museo local para que todos pudieran disfrutarlo. A cambio, recibieron un reconocimiento especial como descubridoras del tesoro perdido del Capitán Barba Negra.

Dolores y sus hermanas se sintieron orgullosas de haber hecho algo bueno y aprendieron una valiosa lección sobre compartir y devolver lo encontrado a su verdadero dueño. A partir de ese día, Dolores supo que siempre habría nuevas aventuras esperándola en cada rincón del mundo.

Y junto a sus hermanas, seguiría explorando y aprendiendo cada día. .

FIN.

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