El tesoro del conejito perdido



Había una vez una bruja llamada Lola, que vivía en un pequeño pueblo junto a su marido, Juan, y sus dos hijos, Martín y Valentina.

A diferencia de las brujas malvadas de los cuentos, Lola era amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Un día, mientras paseaba por el bosque con su familia, Lola escuchó un llanto desgarrador. Siguiendo el sonido, encontraron a un pequeño conejito atrapado en una trampa.

Sin pensarlo dos veces, Lola se acercó al conejito y lo liberó. - ¡Oh! Muchas gracias por salvarme - dijo el conejito entre sollozos. - No tienes por qué agradecer. Estamos aquí para ayudar - respondió Lola con una sonrisa.

El conejito les contó que había estado perdido durante días y no sabía cómo regresar a su madriguera. Lola decidió llevar al conejito de vuelta a casa y en el camino le enseñó cómo encontrar comida y agua en la naturaleza.

Al llegar al hogar del conejito, su mamá estaba muy preocupada. Lloraba sin cesar porque no encontraba a su hijo.

Cuando vio llegar a la familia de brujitos con el pequeño conejo sano y salvo, le dio las gracias emocionada. A partir de ese momento, la noticia sobre la bondad de Lola se extendió rápidamente por todo el pueblo. Las personas comenzaron a buscarla cuando necesitaban ayuda o consejo.

Un día soleado, llegó al pueblo un mensajero buscando ayuda para encontrar un tesoro escondido en las profundidades del bosque. El mensaje decía que solo alguien con un gran corazón y una voluntad de hierro podría encontrarlo.

Lola, emocionada por el desafío, se ofreció inmediatamente para ayudar al mensajero a encontrar el tesoro. Tomó su escoba mágica y partieron hacia el bosque. Después de horas de búsqueda exhaustiva, encontraron una cueva oculta detrás de un árbol gigante.

Dentro había un cofre lleno de joyas brillantes y monedas doradas. - ¡Lo encontramos! - exclamó Lola emocionada. Pero en ese momento, el mensajero reveló su verdadera intención: robar el tesoro para sí mismo. Sacó una varita mágica y apuntó a Lola, Juan y los niños.

- ¡No podrán escapar ahora! - dijo con malicia. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo más, un grupo de animales del bosque apareció frente a ellos.

Eran los amigos que Lola había hecho durante sus aventuras anteriores: el conejito, un búho sabio y un zorro astuto. Los animales trabajaron juntos para distraer al mensajero mientras Lola tomaba la varita mágica y la devolvía al cofre del tesoro.

Finalmente, lograron capturar al mensajero malvado y lo entregaron a las autoridades del pueblo. El pueblo entero celebró a Lola como su heroína local. Todos reconocieron su valentía y generosidad al ayudar siempre a los demás sin esperar nada a cambio.

A partir de ese día, Lola siguió ayudando a las personas necesitadas en su comunidad junto con su amada familia. Juntos, demostraron que incluso las brujas pueden ser bondadosas y hacer el bien en el mundo.

Y así, la historia de Lola, la bruja amable y su familia, se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños del pueblo. Aprendieron que ayudar a los demás siempre trae alegría y gratitud a sus vidas.

FIN.

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