El tesoro del corazón



Érase una vez, en un hermoso reino llamado Florilandia, vivía un rey muy querido por todos. Su nombre era Rey Lucas y gobernaba con sabiduría y justicia.

Pero un día, algo terrible sucedió: ¡el rey perdió su preciada corona! El rey Lucas estaba desesperado. Sin su corona, no se sentía completo ni seguro de sí mismo.

Buscó en cada rincón del castillo, revisó todos los cofres y armarios, pero la corona parecía haber desaparecido sin dejar rastro. El consejero real, Don Ernesto, fue llamado para ayudar al rey a encontrar la corona perdida. Juntos buscaron durante días y días sin éxito alguno.

El pueblo de Florilandia comenzaba a preocuparse al ver a su amado monarca tan triste y desanimado. Un día soleado, mientras el rey paseaba por los jardines del castillo sumido en sus pensamientos, se encontró con una pequeña niña llamada Sofía que jugaba con flores cerca de allí.

- Hola Rey Lucas - saludó Sofía con una sonrisa.

- Hola pequeña Sofía - respondió el rey con tristeza -, ¿qué haces aquí? - Estoy buscando flores para hacerle un ramo a mi mamá - dijo Sofía mostrando las hermosas flores que había recolectado. El rey miró las flores y notó algo brillante entre ellas. Era su corona perdida que había quedado atrapada entre los pétalos coloridos.

- ¡Mi corona! - exclamó emocionado el rey Lucas -, ¡la encontré! El rey agradeció a Sofía por su ayuda y la invitó a cenar en el castillo como muestra de su gratitud.

Durante la cena, el rey le contó a Sofía lo triste que se había sentido sin su corona, ya que representaba mucho más que un simple adorno. - La corona simboliza mi responsabilidad como rey - explicó el rey -, me recuerda que debo cuidar y proteger a mi pueblo. Sin ella, no me sentía completo.

Sofía escuchaba atentamente y comprendió la importancia de la corona para el rey Lucas. Decidió darle un consejo al monarca:- Rey Lucas, las coronas son importantes, pero lo más valioso está en tu corazón.

Eres amado por tu pueblo porque eres un buen gobernante y una persona generosa. No necesitas una corona para ser un gran rey. Las palabras de Sofía tocaron el corazón del rey Lucas.

Se dio cuenta de que no era su corona lo que lo hacía especial, sino sus acciones y cómo trataba a los demás. A partir de ese día, el rey Lucas dejó de preocuparse tanto por su corona perdida y se enfocó en ser un líder aún mejor para Florilandia.

Comprendió que la verdadera grandeza estaba en las buenas acciones y no en los objetos materiales. Florilandia volvió a estar llena de alegría al ver al rey feliz nuevamente.

Y aunque la corona nunca fue encontrada, eso ya no importaba tanto porque todos sabían que Rey Lucas llevaba una verdadera corona invisible: una hecha de bondad, sabiduría y amor. Y así, el rey Lucas y Sofía se convirtieron en grandes amigos.

Juntos, trabajaron para hacer de Florilandia un lugar aún mejor donde reinaba la amistad y la felicidad para siempre.

FIN.

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