El Tesoro del Corazón



Había una vez en Japón, un pequeño pueblo llamado Bola de Arroz. Este lugar era conocido por sus deliciosas bolas de arroz que se vendían en cada esquina.

Los habitantes eran muy amigables y siempre estaban dispuestos a ayudar. En ese pueblo vivía una familia de ratones llamada Malo Dinero. El padre ratón, Don Gruñón, era muy tacaño y siempre estaba preocupado por el dinero.

Su esposa, Doña Ahorrativa, también compartía esa mentalidad y juntos enseñaban a sus hijos, Ratacito y Ratita, a ser igual de codiciosos.

Un día soleado, mientras paseaban por el mercado del pueblo, los Malo Dinero vieron algo que les llamó la atención: un cartel anunciando un concurso para encontrar la bola de arroz más grande y sabrosa de todo Japón. El premio era una gran suma de dinero. Don Gruñón no pudo resistirse a la idea de ganar tanto dinero con su habilidad para hacer bolas de arroz.

Decidió participar en el concurso junto a su familia.

Sin embargo, en lugar de disfrutar del proceso creativo y divertido que implicaba hacer las bolas de arroz gigantes, los Malo Dinero solo pensaban en cómo ganarían más dinero si ganaban el concurso. El día del concurso llegó y todos los habitantes del pueblo se reunieron para ver las increíbles creaciones hechas por los participantes.

Las bolas de arroz eran tan grandes como pelotas de fútbol e incluso tenían formas extravagantes como animales o personajes famosos. Cuando fue el turno de los Malo Dinero, presentaron su bola de arroz, pero no era más grande ni más sabrosa que las demás.

La multitud quedó decepcionada y el jurado les dio una calificación baja. Después del concurso, Don Gruñón y su familia regresaron a casa desanimados. Ratacito y Ratita se sentían tristes porque habían perdido la oportunidad de disfrutar del concurso y compartir su talento con los demás.

Sabían que la codicia de sus padres había arruinado todo. Al día siguiente, mientras caminaban por el pueblo, Ratacito y Ratita vieron a un grupo de niños jugando en el parque.

Estos niños estaban compartiendo sus juguetes y riendo juntos sin preocuparse por el dinero. "Ratita, ¿no crees que deberíamos aprender a ser más generosos como ellos?" -dijo Ratacito. Ratita asintió con entusiasmo. Juntos decidieron hacer algo bueno para compensar su actitud egoísta durante el concurso.

Decidieron donar parte de sus ahorros para ayudar a construir un nuevo parque infantil en el pueblo. Cuando los Malo Dinero anunciaron su plan al resto del pueblo, todos se sorprendieron gratamente por la generosidad de los hermanos ratones.

Los habitantes se unieron para ayudar en la construcción del parque y pronto tuvieron un lugar hermoso donde los niños podían jugar libremente. A medida que pasaba el tiempo, los Malo Dinero comenzaron a cambiar poco a poco.

Aprendieron que la felicidad no estaba en acumular dinero sino en compartirlo con aquellos que lo necesitaban. Desde entonces, la familia Malo Dinero se convirtió en una de las más queridas del pueblo.

Don Gruñón y Doña Ahorrativa aprendieron a disfrutar de la vida y a valorar lo que realmente importaba: el amor y la amistad.

Y así, gracias a su acto generoso, Ratacito y Ratita enseñaron a todos en Bola de Arroz que el verdadero tesoro no estaba en el dinero, sino en los corazones bondadosos que estaban dispuestos a compartir con los demás. Y vivieron felices para siempre.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!