El tesoro del descanso


Jacinta y Colomba eran dos hermanas muy traviesas. Siempre estaban inventando juegos, corriendo por la casa y haciendo travesuras. Pero había algo que a sus papás les preocupaba: nunca querían irse a dormir temprano.

Una noche, antes de acostarse, su mamá les dijo con una sonrisa: "Chicas, hoy tenemos una misión muy especial. Van a tener que encontrar el tesoro del sueño". Las niñas se miraron emocionadas y preguntaron qué era eso.

Su mamá les explicó que el tesoro del sueño era un lugar mágico en donde todas las personas podían descansar profundamente y soñar cosas maravillosas. Pero para llegar hasta allí, tenían que seguir algunas reglas importantes.

Primero, debían preparar su cuerpo para el sueño. Esto significaba apagar los dispositivos electrónicos una hora antes de acostarse, tomar un baño caliente y leer un libro relajante. Jacinta y Colomba asintieron con entusiasmo. Luego, tenían que preparar su mente para el sueño.

Esto implicaba dejar de pensar en cosas negativas o preocupantes, como peleas con amigos o tareas difíciles en la escuela.

En cambio, debían imaginar cosas bonitas y positivas, como jugar en un parque lleno de flores o volar en globo por el cielo azul. Las niñas prometieron hacer todo lo posible para encontrar ese tesoro tan especial.

Esa noche siguieron todas las instrucciones al pie de la letra: apagaron sus tablets temprano, disfrutaron de un baño relajante y leyeron cuentos divertidos antes de acostarse. Cuando llegó la hora de dormir, Jacinta y Colomba cerraron los ojos y comenzaron a imaginar el tesoro del sueño. Se imaginaron caminando por un bosque encantado, rodeadas de árboles altos y misteriosos.

De repente, apareció un hada que les guiaba hacia una puerta dorada. Al cruzar esa puerta, las niñas se encontraron en un lugar hermoso y tranquilo.

Había camas suaves con sábanas de seda y almohadas esponjosas que invitaban a descansar. Las luces eran tenues y una música relajante sonaba de fondo. Jacinta y Colomba se acostaron en las camas y sintieron cómo sus cuerpos se relajaban poco a poco.

Cerraron los ojos y dejaron volar su imaginación mientras caían en un profundo sueño. En ese sueño, Jacinta soñó que era la capitana de un barco pirata en busca de tesoros escondidos en islas lejanas.

Mientras tanto, Colomba soñó que era una bailarina famosa en un escenario lleno de luces brillantes. Cuando despertaron al día siguiente, las niñas se miraron felices. Habían encontrado el tesoro del sueño gracias a seguir todas las reglas que su mamá les había enseñado.

Desde ese día, Jacinta y Colomba siempre fueron a dormir temprano para poder disfrutar del maravilloso tesoro del sueño. Aprendieron lo importante que era descansar bien para tener energía durante el día y poder hacer todas sus travesuras sin problemas.

Y así fue como estas dos hermanas traviesas descubrieron que el sueño no era solo una obligación, sino un tesoro lleno de aventuras y fantasía. Y cada noche, antes de dormir, se imaginaban nuevos mundos mágicos en los que podían viajar mientras descansaban.

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