El tesoro del dragón dormido


Había una vez en un bosque encantado, dos amigos muy especiales: Camilo feroz y Simón veloz. Camilo era un oso enorme con garras afiladas y dientes filosos, mientras que Simón era un conejo ágil y rápido como el viento.

A pesar de sus diferencias, eran inseparables y les encantaba jugar juntos en el bosque. Un día, decidieron ir a explorar una parte del bosque que nunca habían visitado antes.

Estaban emocionados por la aventura que les esperaba y se adentraron entre los árboles altos y frondosos. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de lo profundo del bosque. "¿Qué crees que sea ese ruido, Camilo?" - preguntó Simón con curiosidad.

"No lo sé, pero suena peligroso. Debemos tener cuidado" - respondió Camilo con voz grave. A pesar del miedo que sentían, decidieron seguir adelante para descubrir de dónde venía aquel misterioso sonido.

Mientras avanzaban entre la maleza espesa, se encontraron con una criatura gigante y aterradora: era un dragón dormido sobre un tesoro brillante. "¡Oh no! ¡Es un dragón! ¿Qué hacemos ahora?" - exclamó Simón asustado. "Tranquilo amigo, debemos ser valientes.

Si logramos despertarlo sin molestarlo, tal vez podamos escapar sin problemas" - sugirió Camilo con determinación. Los dos amigos idearon un plan para distraer al dragón y poder tomar algo del tesoro sin despertarlo.

Simón comenzó a correr alrededor del dragón velozmente mientras Camilo golpeaba suavemente las garras del monstruo para quitarle algunas monedas brillantes. Justo cuando estaban a punto de escapar con su botín, el dragón abrió los ojos lentamente y los miró fijamente.

En ese momento pensaron que sería su fin, pero para sorpresa de ellos el dragón soltó una risa estruendosa y dijo:"¡Ja ja ja! ¡Qué ingeniosos son ustedes dos! Nunca nadie había logrado engañarme de esta manera.

Pueden quedarse con parte de mi tesoro como recompensa por su valentía y astucia". Camilo feroz y Simón veloz se miraron sorprendidos pero felices por haber superado semejante desafío juntos. Agradecieron al amable dragón por su generosidad y emprendieron el regreso a casa cargados de tesoros y experiencias inolvidables.

Desde ese día, los dos amigos aprendieron que la valentía, la astucia y la amistad podían llevarlos a vivir las aventuras más increíbles aunque parecieran imposibles al principio.

Y así siguieron jugando, explorando nuevos lugares en el bosque encantado donde siempre encontrarían desafíos emocionantes por enfrentar juntos.

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