El Tesoro del Dragón Morado
Había una vez en un lejano reino, un dragón muy especial llamado Diamantito. Este magnífico dragón tenía la capacidad de lanzar fuego de color morado y sus escamas brillaban como auténticos diamantes.
Vivía en lo alto de una montaña, donde cuidaba con esmero de todos los tesoros que allí se encontraban. Un día, mientras volaba por el cielo azul, Diamantito escuchó los llantos de unos aldeanos que estaban siendo atacados por un malvado gigante.
Sin dudarlo ni un segundo, el valiente dragón se dirigió hacia el pueblo para ayudar a aquellos que lo necesitaban. Al llegar, el gigante se burló de Diamantito y desafió al dragón a un duelo.
"¡Ja ja ja! ¿Crees que puedes vencerme, pequeño dragón? ¡Prepárate para ser aplastado!"- rugió el gigante con soberbia. Pero Diamantito no se amedrentó. Con su fuego morado brillando con intensidad, comenzó a luchar contra el gigante.
El malvado ser quedó sorprendido por la fuerza y valentía del dragón, quien con astucia logró derrotarlo y salvar al pueblo. Los aldeanos aclamaron a Diamantito como su héroe y le agradecieron por haberlos salvado.
Desde ese día, el dragón se convirtió en el protector del reino y su historia se extendió por todas las tierras cercanas. Pero la aventura de Diamantito no había terminado aún. Una noche oscura, una bruja malvada decidió robar las escamas brillantes del dragón para hacerse con su poder.
Con engaños logró acercarse a Diamantito y arrancarle una de sus preciosas escamas de diamante. El pobre dragón sintió un gran dolor al perder parte de sí mismo, pero sabía que debía recuperarla antes de que fuera demasiado tarde.
Con determinación emprendió un peligroso viaje hacia la guarida de la bruja. Enfrentando todo tipo de obstáculos y desafíos, Diamantito finalmente llegó al castillo oscuro donde la bruja guardaba su tesoro robado.
Con sigilo e inteligencia, logró recuperar su preciada escama y derrotar a la malvada hechicera. De regreso en su montaña, Diamantito colocó nuevamente su escama en su lugar y sintió cómo recuperaba todo su esplendor y brillo.
Aprendió que la verdadera fuerza no está solo en sus habilidades especiales, sino también en su valentía, bondad y determinación para enfrentar cualquier desafío que se presente en su camino.
Y así fue como Diamantito continuó protegiendo a los más débiles y siendo reconocido como el más grande entre todos los dragones del reino. Su historia inspiradora enseñaba a grandes y chicos que nunca hay que rendirse ante las adversidades y siempre hay luz incluso en las situaciones más oscuras.
FIN.