El tesoro del hogar
Había una vez un pequeño dragón llamado Nubes que vivía en un hermoso bosque. A Nubes le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas, pero lo que más deseaba era encontrar su propio tesoro.
Un día, mientras volaba por el cielo azul, Nubes vio algo brillante entre los árboles. Se acercó rápidamente y descubrió que era un gusano muy especial. El gusano tenía colores vibrantes y parecía estar buscando algo en la tierra.
Nubes se acercó al gusano con curiosidad y preguntó: "¡Hola! ¿Qué estás haciendo?"El gusano levantó la cabeza y respondió: "Estoy buscando mi hogar perdido. Lo dejé hace mucho tiempo y ahora no puedo recordar dónde está".
Nubes sintió pena por el pobre gusano y decidió ayudarlo a encontrar su hogar. Juntos, comenzaron a buscar por todo el bosque, mirando bajo las rocas, dentro de los troncos caídos e incluso debajo de las hojas secas.
Después de mucho buscar, finalmente encontraron una pequeña cueva escondida detrás de una cascada. Era perfecta para el gusano.
El gusano estaba tan feliz que empezó a dar vueltas alrededor de Nubes mientras cantaba: "¡Gracias! ¡Gracias! ¡Ahora tengo un nuevo hogar!"Nubes sonrió satisfecho al ver la alegría del gusano. Pero entonces se dio cuenta de que aún no había encontrado su propio tesoro. Decidido a seguir buscando, Nubes volvió a volar por el bosque.
Pasaron los días y las semanas, pero no había rastro de un tesoro en ninguna parte. Un día, mientras volaba por encima de un lago cristalino, Nubes vio algo brillante en el fondo del agua. Se sumergió rápidamente y descubrió que era una piedra preciosa muy hermosa.
Nubes estaba tan emocionado que voló directamente hacia la cueva del gusano para mostrarle su tesoro recién encontrado.
El gusano miró la piedra con admiración y dijo: "¡Es maravillosa! Pero, ¿sabes qué? El verdadero tesoro es tener un hogar donde te sientas amado y seguro". Nubes reflexionó sobre las palabras del gusano y se dio cuenta de que tenía razón. Aunque la piedra era hermosa, lo más importante para él era tener un lugar al que llamar hogar.
Desde aquel día, Nubes se sintió agradecido por su cueva en el bosque y por haber conocido al gusano. Juntos, compartieron muchos momentos felices explorando y cuidándose mutuamente.
Y así, esta historia nos enseña que el verdadero tesoro no siempre está hecho de oro o joyas preciosas. A veces, el mayor tesoro puede ser algo tan simple como tener un hogar donde sentirnos queridos y seguros.
FIN.