El tesoro del lago
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos amigos llamados Carlos y Marta. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras juntos.
Una hermosa tarde de verano, decidieron ir al lago del pueblito para disfrutar del sol y nadar un poco. Al llegar, se quedaron sorprendidos al ver que el agua estaba llena de basura flotante. Carlos exclamó: "¡Marta, esto es terrible! El lago está lleno de basura. No podemos dejarlo así".
Marta asintió con la cabeza y dijo: "Tienes razón, Carlos. Necesitamos hacer algo para limpiarlo". Decidieron tomar acción y buscaron bolsas vacías cercanas para comenzar a reagarrar la basura.
Mientras lo hacían, se dieron cuenta de que no eran los únicos preocupados por el estado del lago. Otros niños del pueblo también se unieron a ellos en su misión. Entre risas y trabajo en equipo, los niños lograron recolectar una gran cantidad de basura del agua.
Pero justo cuando pensaban que habían terminado, vieron algo brillante atrapado entre las algas. Carlos intentó sacarlo con sus manos pero fue demasiado difícil. Fue entonces cuando apareció Don Antonio, un anciano amable que vivía cerca del lago.
Don Antonio les preguntó qué estaban haciendo y Carlos le explicó sobre la basura en el agua y el objeto atrapado entre las algas. Don Antonio sonrió gentilmente y dijo: "Chicos, están haciendo un trabajo maravilloso aquí. Pero déjenme ayudarlos con eso".
Sacó una red larga de su mochila y con habilidad la utilizó para sacar el objeto del agua. ¡Era una llave antigua! Todos quedaron maravillados y se preguntaron qué podría abrir.
Don Antonio les dijo: "Esta llave puede abrir una caja misteriosa que se encuentra en el viejo árbol de la plaza central. Pero primero, debemos limpiar por completo el lago". Los niños no podían esperar para descubrir qué había dentro de esa caja misteriosa.
Con renovado entusiasmo, continuaron reagarrando cada pedacito de basura del lago hasta que finalmente estuvo completamente limpio. Con el lago impecable, los niños se dirigieron hacia la plaza central junto a Don Antonio.
Llegaron al viejo árbol y encontraron una pequeña caja escondida en un hueco. Carlos temblaba de emoción mientras abría la caja cuidadosamente con la antigua llave. Al abrirse, reveló un mapa dibujado a mano que indicaba un tesoro oculto en las afueras del pueblo.
Llenos de alegría, Carlos, Marta y los demás niños siguieron el mapa y encontraron un cofre lleno de monedas antiguas y gemas brillantes.
Pero lo más importante fue lo que aprendieron ese día: trabajar juntos como equipo para cuidar su entorno y mantenerlo limpio era algo valioso. También comprendieron que cualquier problema puede convertirse en una oportunidad para hacer algo bueno por los demás.
Desde aquel día, Carlos, Marta y sus amigos organizaron eventos regulares de limpieza en el lago para asegurarse de que siempre esté libre de basura. Y gracias a su esfuerzo, Villa Esperanza se convirtió en un lugar aún más hermoso y limpio para todos.
Y así, con una llave antigua, un tesoro oculto y el poder de la amistad, Carlos y Marta demostraron que los pequeños gestos pueden hacer una gran diferencia en el mundo.
FIN.