El Tesoro del Pájaro Dorado


Había una vez en un pequeño pueblo llamado San Martín, cuatro amigos muy especiales: Ojo, Uña, Yuribizaida y Voleibol. Ellos eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras juntos.

Un día mientras jugaban en el parque del pueblo, escucharon un ruido extraño proveniente de un árbol cercano. Al acercarse descubrieron que había un pequeño pájaro atrapado entre las ramas. -¡Tenemos que ayudarlo! -exclamó Yuribizaida preocupada por la criatura.

-Pero cómo lo hacemos -preguntó Uña pensativa- no podemos subir al árbol. -Ojo tiene buena puntería, quizás pueda lanzar algo para liberar al pajarito -sugirió Voleibol sonriendo. Ojo se concentró y lanzó una piedra con precisión hacia las ramas donde estaba atrapado el pájaro.

La piedra golpeó justo el lugar indicado y la rama se rompió liberando al animalito. El pájaro salió volando felizmente hacia los cielos mientras los cuatro amigos celebraban su éxito.

Fue entonces cuando notaron algo extraño en el suelo: una llave dorada brillaba bajo la luz del sol. -¿Qué creen que abra esta llave? -preguntó Yuribizaida emocionada por la idea de descubrir algún tesoro escondido en el pueblo.

-No importa qué abra, lo importante es que estamos juntos para descubrirlo -dijo Uña sonriente mientras tomaba la llave con cuidado. Los cuatro amigos comenzaron a buscar pistas y recorrer todo el pueblo en busca de alguna cerradura que pudiera abrirse con la llave dorada.

Pasaron por el parque, la plaza central, la iglesia y hasta el cementerio. Fue en este último lugar donde encontraron una puerta antigua y oxidada que parecía no haber sido abierta en años. Uña introdujo la llave en la cerradura y giró con fuerza.

La puerta crujía mientras se abría lentamente dejando ver un pasillo oscuro ante ellos. -¿Deberíamos seguir? -preguntó Yuribizaida un poco asustada por lo desconocido. -Sí, juntos podemos enfrentar cualquier cosa -respondió Ojo decidido a explorar el misterioso lugar.

Los cuatro amigos avanzaron por el pasillo oscuro hasta llegar a una habitación llena de polvo y objetos antiguos. Fue allí donde encontraron un cofre dorado con una nota pegada encima. "Esto es para ustedes amigos valientes, espero que lo disfruten tanto como yo lo hice".

Con mucha emoción los cuatro amigos abrieron el cofre encontrando dentro de él una pelota de voleibol autografiada por su jugador favorito del equipo nacional argentino.

-¡Es increíble! -exclamó Voleibol emocionado mientras sostenía la pelota entre sus manos- nunca imaginé tener algo así. -Y lo mejor es que lo conseguimos juntos, demostrando que siempre podemos ayudarnos mutuamente -dijo Yuribizaida sonriente mientras abrazaba a sus amigos.

Desde ese día los cuatro amigos siguieron teniendo aventuras juntos y aprendieron que la verdadera riqueza está en la amistad y el trabajo en equipo.

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