El Tesoro del Parque



En un pequeño pueblo, vivían dos hermanos llamados Mario y María. Un día soleado, decidieron ir al parque de su casa para jugar juegos tradicionales como la rayuela, la escondida y el elástico.

Mientras jugaban, Mario tropezó y cayó al suelo. María corrió hacia él preocupada. -¿Estás bien, hermanito? -preguntó María. -Sí, solo me raspé un poco, no te preocupes -respondió Mario con valentía. Mientras se recuperaba, vieron a un anciano sentado en un banco observándolos con una sonrisa.

El anciano se acercó a ellos y les dijo: -Jugar juegos tradicionales en el parque me trae gratos recuerdos de mi infancia. Pero también me enseñó lecciones importantes para la vida.

Les contó al par de hermanos que, así como en los juegos, en la vida a veces tropezamos y caemos, pero lo importante es levantarnos y seguir adelante con valentía y determinación. Los niños escucharon atentamente las palabras del anciano.

A medida que la tarde avanzaba, Mario y María aplicaron las lecciones aprendidas. Se ayudaron mutuamente, animándose a levantarse cada vez que alguno caía. Juntos, lograron superar los desafíos de los juegos y de la vida. Al final, el anciano les regaló una caja de madera.

Dentro, encontraron tesoros como una pelota de tenis, un trompo y una soga para saltar. -Estos son tesoros de mi infancia. Y ahora, también son tesoros de la suya.

Recuerden, la verdadera riqueza está en las lecciones que aprendemos y en los momentos felices que compartimos. Los niños asintieron con una sonrisa, agradecidos por la sabiduría del anciano. Desde ese día, Mario y María valoraron cada momento juntos, recordando siempre las valiosas lecciones que aprendieron en el parque.

Y cada vez que jugaban, también recordaban el tesoro de la amistad y la determinación.

FIN.

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