El Tesoro del Parque



Una soleada mañana, Camila y Cata decidieron ir al parque de su barrio. Ambas eran grandes amigas y siempre estaban en busca de aventuras. Este día, sin embargo, les esperaba una sorpresa. Al llegar al parque, mientras corrían hacia su lugar favorito, un inmenso árbol, vieron algo brillando entre las hojas.

"¿Qué será eso?" - dijo Camila, con curiosidad en sus ojos.

"¡Vamos a averiguarlo!" - respondió Cata, emocionada.

Las dos se acercaron al objeto brillante y descubrieron un pequeño cofre de madera con un candado oxidado.

"¡Es un cofre del tesoro!" - exclamó Cata.

"Pero no tenemos la llave para abrirlo..." - comentó Camila, decepcionada.

Sin embargo, no se dieron por vencidas. Decidieron buscar por el parque, preguntando a otros niños y adultos si alguno tenía una idea de dónde podría estar la llave.

La primera parada fue en el kiosco del parque. Allí había un anciano vendiendo helados.

"¿Usted ha visto alguna llave por aquí?" - preguntó Cata.

"No, pero puedo ofrecerles un helado de limón mientras piensan en una solución" - dijo el anciano, con una sonrisa.

Las chicas aceptaron gustosamente el helado, pero aún necesitaban la llave. Así que siguieron explorando y decidieron preguntar a sus amigos.

Primero, fueron al grupo de niños que estaban jugando a la pelota.

"¡Hola, chicos! ¿Tienen alguna idea sobre una llave para un cofre que encontramos?" - preguntó Camila.

"No, pero podemos ayudarlas a buscarla. ¡Es más divertido juntos!" - respondió uno de ellos.

El grupo se dispersó por el parque. Buscaron entre arbustos, bajo bancos y hasta en la caja de arena, pero no encontraron nada. Sin embargo, durante la búsqueda, encontraron algo más valioso: la amistad y el trabajo en equipo.

Después de un rato, mientras se sentaban a descansar, una niña que estaba jugando cerca se acercó a ellas.

"Yo tengo una llave!" - dijo con entusiasmo.

"¿En serio?" - preguntaron Camila y Cata a la vez.

"Sí, la encontré en el parque hace unos días y no sabía a qué abría".

Las tres chicas corrieron juntas hacia el cofre. La niña introdujo la llave en el candado y... ¡clic! El cofre se abrió de golpe.

Al abrir el cofre, encontraron tesoros de verdad: libros de cuentos, juegos de mesa, y un mapa que tenía la forma de un tesoro del parque.

"¡Qué increíble!" - gritaron todas, llenas de alegría.

"Este tesoro es nuestro, ¡pero también debería ser compartido!" - dijo Cata.

"¡Sí! Podemos organizar un día de juegos en el parque y usarlos para divertir a todos los chicos!" - sugirió Camila.

Así, Camila, Cata y su nueva amiga decidieron compartir los tesoros con todos los niños del parque. Al final, se hizo un gran día de juegos, y el cofre se convirtió en un símbolo de unidad y amistad en la comunidad. Las chicas aprendieron que el verdadero tesoro no era solo lo material, sino la diversión, las risas y los nuevos amigos.

Desde ese día, cada vez que iban al parque, recordaban la aventura del cofre y la importancia de compartir. Y así, el parque se convirtió en un lugar aún más especial, donde todos podían unirse y disfrutar juntos, sin importar si habían encontrado un cofre o no.

FIN.

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