El tesoro del parque matemático
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, cinco amigos llamados María, Facundo, Lucas, Ivan y Lautaro. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras juntos.
Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, encontraron un mapa antiguo que parecía llevar a un tesoro escondido. Emocionados por la idea de encontrar algo tan valioso, decidieron embarcarse en una emocionante búsqueda. Maria fue la líder del grupo y comenzó a estudiar detenidamente el mapa.
Les dijo a sus amigos que el primer lugar al que tenían que ir era el viejo molino abandonado al otro lado del río. Sin perder tiempo, los cinco amigos se dirigieron hacia el molino.
Al llegar allí, descubrieron una puerta secreta detrás de unas tablas sueltas en la pared. Con mucho cuidado abrieron la puerta y entraron a una habitación oscura llena de polvo. "¡Increíble! ¡Aquí está nuestro primer desafío!" exclamó Maria emocionada.
Lucas encendió su linterna para iluminar la habitación y todos pudieron ver claramente cuatro candados en diferentes colores: rojo, azul, verde y amarillo. "¿Cómo vamos a abrir estos candados?" preguntó Ivan preocupado.
Facundo sonrió con determinación y dijo: "No te preocupes chicos, soy experto en resolver acertijos". Mirando atentamente el mapa nuevamente, Facundo notó unos números escritos junto a cada color de candado. Rápidamente se dio cuenta de que los números formaban una secuencia matemática simple: 2, 4, 6 y 8.
"¡Chicos! ¡Creo que tengo la solución!" exclamó Facundo emocionado. "Los números representan las respuestas de una tabla de multiplicar". Facundo comenzó a resolver los problemas matemáticos: 2x1=2, 4x2=8, 6x3=18 y 8x4=32.
Con cada respuesta correcta, un candado se abría automáticamente. Finalmente, el último candado se abrió y la puerta del tesoro se reveló ante sus ojos. Era una hermosa caja dorada con joyas y monedas antiguas. "¡Lo hicimos! ¡Encontramos el tesoro!" gritaron todos emocionados.
Pero en lugar de tomar todas las joyas para ellos mismos, Maria tuvo una idea maravillosa. Decidió que usarían el tesoro para ayudar al pueblo construyendo un parque nuevo en lugar del viejo molino abandonado.
Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, los cinco amigos lograron convertir el antiguo molino en un hermoso parque lleno de juegos infantiles y áreas verdes para que todos disfrutaran.
El pueblo estaba encantado con el nuevo parque y agradeció a Maria, Facundo, Lucas, Ivan y Lautaro por su increíble generosidad y espíritu colaborativo. Los cinco amigos aprendieron que trabajar juntos siempre lleva a grandes recompensas y que compartir es más valioso que cualquier tesoro material.
Desde aquel día en adelante, Maria Facundo Lucas Ivan Lautaro fueron conocidos como los héroes del pueblo por su gran corazón y su capacidad para hacer el bien. Y así, su amistad perduró para siempre en los corazones de todos los habitantes del pueblo. Fin.
FIN.