El Tesoro del Parque Solidario


Había una vez tres amigas muy especiales llamadas Andrea, YulI y Johana. Eran inseparables y siempre buscaban nuevas aventuras juntas. Un día decidieron ir a la playa para disfrutar del sol, el mar y la arena.

Andrea era una niña muy curiosa y siempre estaba llena de energía. YulI era más tranquila pero siempre tenía ideas creativas para divertirse. Por último, Johana era la más valiente de todas y le encantaba probar cosas nuevas.

Cuando llegaron a la playa, se pusieron sus trajes de baño y corrieron hacia el agua. Saltaron las olas, construyeron castillos de arena y recolectaron almejas marinas. Fue un día lleno de risas y diversión.

De repente, mientras jugaban en el agua, Andrea vio algo brillante en el fondo del mar. Se sumergió rápidamente para ver qué era. ¡Era un cofre del tesoro! Lo sacó a la superficie emocionada.

-¡Chicas! ¡Encontré un cofre del tesoro! -gritó Andrea mientras mostraba su hallazgo. YulI y Johana se acercaron corriendo para ver lo que había encontrado su amiga. -¡Wow! ¡Es increíble! -exclamó YulI-. ¿Crees que haya algo dentro? -¡Solo hay una forma de saberlo! -dijo Johana con una sonrisa desafiante-.

Debemos abrirlo. Las tres amigas se sentaron alrededor del cofre e intentaron abrirlo sin éxito. Parecía estar cerrado con llave. -¿Qué hacemos ahora? -preguntó Andrea preocupada. -¡No te preocupes! -dijo YulI con una mirada astuta-.

¡Yo sé cómo abrirlo! YulI tomó un palo largo y comenzó a moverlo dentro del cofre, tratando de encontrar la cerradura. Después de varios intentos, finalmente logró abrir el cofre.

Dentro encontraron un mapa antiguo que mostraba la ubicación de otro tesoro escondido en la isla. Las tres amigas se emocionaron mucho y decidieron ir en busca del tesoro perdido. Siguiendo las indicaciones del mapa, llegaron a una cueva oscura.

Con valentía, entraron y exploraron cada rincón hasta que encontraron una puerta secreta. Detrás de ella había un tesoro brillante lleno de joyas y monedas antiguas. -¡Increíble! ¡Lo hemos encontrado! -exclamó Johana emocionada. Pero antes de tocar el tesoro, Andrea tuvo una idea.

-Chicas, ¿no creen que sería mejor compartir este tesoro con todos? Podemos donarlo para ayudar a los niños necesitados o construir un parque divertido para todos los niños del pueblo. Las demás amigas asintieron emocionadas ante la propuesta de Andrea.

Juntas llevaron el tesoro al pueblo y lo utilizaron para hacer realidad su sueño: construir un parque lleno de juegos divertidos para todos los niños. Desde ese día, el parque se convirtió en el lugar favorito de todos los niños del pueblo.

Andrea, YulI y Johana se sentían felices al ver las sonrisas en los rostros de los pequeños mientras jugaban en su parque.

Y así, las tres amigas aprendieron que compartir y ayudar a los demás es mucho más valioso que cualquier tesoro. Juntas, demostraron que la verdadera riqueza está en el corazón y en la capacidad de hacer felices a los demás.

Desde entonces, Andrea, YulI y Johana siguieron viviendo nuevas aventuras juntas, siempre dispuestas a ayudar y hacer del mundo un lugar mejor.

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