El Tesoro del Recreo
Era un soleado viernes en la escuela Francisco Javier Mina. Los alumnos de quinto grado estaban emocionados por el próximo fin de semana, pero antes de irse a casa, Carlos, Juan, Luz y Ana decidieron jugar en el patio de la escuela.
"¡Che, Carlos! ¿Viste ese viejo mapa en el rincón del salón de historia?" - preguntó Juan, con su voz llena de curiosidad.
"Sí, lo vi. Pero no entiendo cómo un mapa podría ser importante" - respondió Carlos, cruzando sus brazos.
"¡Tal vez nos lleve a un tesoro!" - exclamó Luz, con los ojos brillando de emoción.
"Hoy no tenemos clase de arte, podríamos explorarlo después de la escuela" - sugirió Ana, animando a sus amigos.
Los cuatro amigos decidieron investigar el mapa. Al finalizar el último timbre, corrieron a la sala de historia, donde encontraron el mapa en una carpeta. Era un dibujo antiguo que mostraba la escuela y un lugar marcado con una 'X' en el área del patio.
Luz, que era muy observadora, apuntó: "Esa 'X' está justo donde suelen estar las areneras para jugar. ¡Vamos a buscar!".
Una vez en el patio, comenzaron a excavar con las manos. La arena volaba de un lado a otro, y sus risas llenaban el aire. De repente, Ana gritó emocionada: "¡Chicos, encontré algo!". Era una vieja caja de madera. Todos se acercaron llenos de expectativa.
"¿Qué habrá dentro?" - preguntó Carlos, ansioso.
"¡Vamos a abrirla!" - sugirió Juan, mientras deslizaba la tapa.
Dentro, había billetes de juguete, joyas de plástico, y un mensaje. Ana leyó en voz alta: "El verdadero tesoro es la amistad y la honestidad. Comparte y nunca engañes a tus amigos".
Los cuatro se miraron, un poco decepcionados por la falta de un verdadero tesoro, pero comprendieron el mensaje. Carlos dijo: "Es cierto, nosotros compartimos todo, ¡y la amistad es lo más valioso!".
"Sí, pero no podemos quedarnos con esto. ¡Vamos a compartirlo en la clase y contarle a los demás!" - propuso Luz.
Al día siguiente, decidieron llevar la caja y su contenido a la maestra María. Ella les sonrió y los felicitó por su honestidad. "Ustedes son un gran ejemplo para todos, lo importante es que siempre digan la verdad".
"Nosotros sólo queríamos mostrar el mensaje de la amistad y la honestidad que encontramos" - explicó Juan.
A partir de ese día, los cuatro amigos se volvieron más unidos. Aprendieron que no se necesita dinero o objetos materiales para ser felices. Su tesoro era su amistad, la cual atesorarían siempre.
Y así, Carlos, Juan, Luz y Ana se convirtieron en un grupo inseparable, ayudándose y apoyándose en todo, demostrando que la honestidad y la verdadera amistad son el mejor tesoro que uno puede tener.
FIN.