El tesoro del rey en la granja
Había una vez un rey llamado Federico, que era conocido por su amor por la aventura y la exploración. Un día, mientras paseaba por su reino, llegó a una pequeña granja en las afueras. El dueño de la granja, un granjero llamado Martín, lo saludó con entusiasmo. El rey notó que Martín estaba preocupado por algo, así que le preguntó qué le pasaba. Martín le contó al rey que había estado teniendo dificultades para mantener su granja en buen estado, ya que sus cultivos no crecían como solían hacerlo debido a la sequía.
El rey Federico, conmovido por la situación de Martín, decidió ayudarlo. Pasaron días trabajando juntos en la granja, arreglando los campos y trayendo agua para los cultivos. Una tarde, mientras cavaban un nuevo pozo, sus palas chocaron con algo metálico. Al excavar con más cuidado, descubrieron un cofre enterrado. Al abrirlo, se encontraron con un tesoro brillante y reluciente.
- ¡Increíble! ¡Es un tesoro! -exclamó Martín, asombrado.
- Sí, pero este tesoro no es para mí, es para ti, Martín -dijo el rey Federico con una sonrisa-. Te lo mereces por ser un hombre honesto y trabajar tan duro para mantener tu granja.
Martín estaba abrumado por la generosidad del rey, y agradecido aceptó el tesoro. Con el dinero del tesoro, Martín pudo mejorar su granja, comprar nuevas semillas y contratar ayuda para aumentar la producción. La granja volvió a prosperar, y Martín se convirtió en un ejemplo de éxito y esfuerzo en todo el reino.
El rey Federico continuó visitando la granja, y juntos, el rey y Martín, se embarcaron en muchas más aventuras que beneficiaron a todos en el reino. Su amistad y colaboración demostraron que la generosidad y el trabajo en equipo pueden traer grandes recompensas.
Y así, la historia del tesoro del rey en la granja se convirtió en una leyenda que inspiró a generaciones futuras.
FIN.