El tesoro del tablero de ajedrez
En la escuela Nuestra Señora de los Remedios, los estudiantes de noveno A estaban aburridos de las clases de matemáticas. El profesor Franco les propuso una emocionante partida de ajedrez para cambiar un poco la rutina.
Todos se entusiasmaron, y se prepararon para una competencia que los pondría a prueba. "¿Están listos para demostrar sus habilidades en el tablero de ajedrez?", preguntó el profesor Franco. "¡Sí, profesor!", respondieron los estudiantes con entusiasmo. La partida comenzó con movimientos rápidos y estratégicos.
Nadia, la alumna más talentosa del aula, sorprendió a todos con sus jugadas magistrales. Mientras tanto, Lucas, un chico tímido y callado, mostraba una habilidad increíble para anticipar los movimientos de su oponente.
El resto de la clase observaba con interés, eligiendo a su favorito para ganar. La tensión era palpable, y cada movimiento era celebrado o lamentado por los espectadores.
Poco a poco, los estudiantes fueron cayendo uno tras otro, hasta que solo quedaron Nadia y Lucas enfrascados en un duelo de habilidades. Finalmente, Nadia quedó en jaque mate ante la sorprendente jugada de Lucas. "¡Increíble, Lucas, has ganado!", exclamó el profesor Franco, asombrado por el desenlace. Lucas, sorprendido por su propia victoria, sonrió tímidamente.
"Felicidades, Lucas, demostraste un talento excepcional en el ajedrez", elogió Nadia. Desde ese día, el aula de noveno A se convirtió en un lugar de encuentro para jugar al ajedrez, donde todos podían disfrutar y aprender juntos.
Y así, descubrieron que en el tablero de ajedrez, al igual que en la vida, cada movimiento cuenta y la estrategia es fundamental para alcanzar el éxito.
FIN.