El tesoro devuelto



Era un día soleado en el campo y Santiago estaba emocionado por pasar el día jugando con su perro Jack. Gerónimo, su hermano menor, lo seguía a todas partes y no se separaba de él ni un segundo.

- ¡Mira, Gerónimo! - exclamó Santiago mientras señalaba una colina cercana - Vamos a ver quién llega primero hasta allá arriba. - ¡Yo quiero ir contigo! - respondió Gerónimo emocionado.

Los dos niños comenzaron a correr hacia la colina con Jack detrás de ellos. Al llegar a la cima, se detuvieron para recuperar el aliento y admirar la vista del campo. - Es hermoso aquí arriba - dijo Santiago sonriendo.

- Sí, es muy lindo - coincidió Gerónimo mientras abrazaba a Jack. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. Curiosos, los niños fueron a investigar y descubrieron una pequeña caja abandonada en el suelo.

- ¿Qué será esto? - preguntó Santiago mientras levantaba la caja con cuidado. Al abrirla, encontraron un mapa que parecía llevarlos a un tesoro escondido en algún lugar del campo. Los ojos de los niños brillaban de emoción ante esta idea tan aventurera.

- ¡Vamos por ese tesoro! - gritó Santiago entusiasmado. Así que los tres amigos comenzaron su búsqueda del tesoro siguiendo las instrucciones del mapa. Después de caminar durante horas bajo el sol abrasador, finalmente encontraron una gran roca con una X marcada encima de ella.

Con mucha emoción, comenzaron a cavar en el suelo alrededor de la roca y encontraron una pequeña caja llena de monedas de oro. Los niños estaban felices y emocionados por haber encontrado un tesoro real.

Pero en ese momento, Santiago recordó algo importante. - ¿Y si esta caja le pertenecía a alguien? - preguntó preocupado. - Tienes razón - coincidió Gerónimo mientras acariciaba a Jack - Debemos encontrar al dueño y devolverle lo que es suyo.

Así que los niños se pusieron en marcha para encontrar al dueño del tesoro. Después de preguntar por todo el campo, finalmente encontraron a un anciano que había perdido esa caja hacía muchos años atrás.

El hombre estaba tan feliz y sorprendido por haber recuperado su tesoro perdido que decidió darles una recompensa. Pero los niños no aceptaron nada más que la satisfacción de haber hecho lo correcto y ayudado a alguien en necesidad.

Después de un largo día lleno de aventuras, los tres amigos regresaron a casa cansados pero felices.

Santiago aprendió la importancia de hacer lo correcto incluso cuando nadie está mirando, Gerónimo aprendió sobre la importancia del trabajo en equipo y Jack simplemente disfrutó pasar tiempo con sus amigos humanos.

FIN.

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