El Tesoro Escondido de Martín


En un soleado día de otoño, Martín, un niño alegre y curioso, se preparaba para ir a la escuela Bosque del Plata.

Con su mochila llena de libros y su lonchera repleta de ricas comidas, estaba listo para enfrentar un nuevo día lleno de aventuras. Pero algo inesperado sucedió ese día. Mientras Martín jugaba en el recreo con sus amigos, alguien le robó la comida de su almuerzo.

Todo lo que quedó fue una nota que decía: "¡Ja ja! ¡Disfruta tu hambre!"Martín se sintió triste y desanimado. No entendía por qué alguien haría algo tan malvado.

Sus amigos intentaron consolarlo y ofrecerle parte de sus propios almuerzos, pero Martín sabía que no era justo para ellos. Decidido a encontrar una solución por sí mismo, Martín caminó hacia un árbol frondoso cerca del patio escolar. Allí encontró un pequeño conejo llamado Lucas. "Hola, Lucas", dijo Martín con voz temblorosa.

El conejito levantó las orejas y miró alrededor antes de responder: "¡Hola! ¿Qué te trae aquí?"Martín explicó cómo le habían robado la comida del almuerzo y cómo ahora tenía hambre.

Lucas asintió comprensivamente y dijo: "A veces las cosas malas nos pasan sin razón aparente. Pero eso no significa que debamos rendirnos". "¿Qué puedo hacer entonces?" preguntó Martín con esperanza en los ojos. El conejito sonrió y señaló hacia un manzano cercano.

"¡Mira!", exclamó Lucas, "tenemos un árbol lleno de deliciosas manzanas". Martín se acercó al árbol y tomó una jugosa manzana. La mordió con entusiasmo y descubrió que era aún más sabrosa que su almuerzo. "Wow, esto es increíble", dijo Martín sorprendido.

"¿Quién necesita comida robada cuando tenemos frutas frescas?"Lucas rió y dijo: "Exactamente, Martín. A veces las cosas malas pueden llevarnos a descubrir cosas maravillosas que nunca habríamos conocido de otra manera".

Desde ese día en adelante, Martín comenzó a disfrutar de las frutas como parte de su almuerzo diario en la escuela Bosque del Plata. Compartió su nueva pasión con sus amigos, quienes también comenzaron a elegir opciones saludables para sus comidas.

Un día, mientras todos compartían sus diferentes frutas durante el recreo, se dieron cuenta de algo importante: aunque alguien les había quitado la comida ese día fatídico, habían encontrado una forma más saludable y sabrosa de alimentarse.

Así fue como Martín y sus amigos aprendieron la importancia de ser resilientes ante los obstáculos y cómo convertir una situación difícil en una oportunidad para crecer y descubrir cosas nuevas.

Y así termina nuestra historia queridos niños: con Martín y sus amigos disfrutando juntos cada día en la escuela Bosque del Plata, recordando siempre que incluso cuando algo malo sucede, siempre hay algo positivo esperándonos si estamos dispuestos a encontrarlo.

Dirección del Cuentito copiada!