El Tesoro Escondido de Villa del Rosario



Había una vez, en el barrio Villa del Rosario de Puente Aranda, una niña llamada Lucía que amaba jugar en el parque con sus amigos. Cada mañana, cuando se despertaba, miraba por la ventana y veía el cielo despejado. Pero había algo que la preocupaba: cada vez que abría la canilla de su casa, el agua salía con poca fuerza o, a veces, ni siquiera salía.

Una tarde, mientras jugaba con sus amigos en el parque, Lucía decidió compartir su inquietud.

"Chicos, hoy no tenemos agua en casa, ¿les pasa lo mismo?" - preguntó.

"Sí, a mí también. Es como si el agua se hubiera escondido" - respondió Tomás, su mejor amigo.

"Ojalá pudiéramos encontrarla, como un tesoro" - aventuró Sofía, con una sonrisa traviesa.

Lucía, emocionada por la idea, propuso un plan: buscar el "tesoro del agua".

"Vamos a hacer un mapa y a explorar el barrio. Tal vez podamos averiguar por qué no hay agua" - sugirió.

Los tres amigos se pusieron a trabajar y dibujaron un mapa con diferentes lugares que querían visitar: la escuela, el parque, la plaza y la casa de don Emilio, que siempre contaba historias.

Comenzaron su aventura por la plaza. Allí, encontraron a varios vecinos.

"¿Por qué no hay agua en nuestros hogares?" - preguntó Lucía a una señora.

"Es porque la tubería está rota, ni siquiera podemos regar nuestras plantas" - contestó la señora con tristeza.

Decididos a ayudar, los niños continuaron su camino hasta la casa de don Emilio. Él siempre tenía buenos consejos.

"Don Emilio, ¡necesitamos su ayuda! Como adultos, ¿qué podemos hacer para encontrar el tesoro del agua?" - exclamó Lucía.

"Chicos, el agua es valiosa y necesitamos cuidarla. Podrían hacer una campaña para educar a los demás sobre su uso y preservar lo que queda" - sugirió don Emilio, tocándose la barbilla pensativo.

"¡Esa es una gran idea!" - exclamó Tomás.

Regresaron al parque y, con ayuda de algunos adultos, organizaron una asamblea.

"¡Hola, vecinos! - gritó Lucía - Les queremos contar que el agua es importante y no hay que desperdiciarla. ¡Manos a la obra para cuidar nuestro barrio!"

Los vecinos se unieron a sus esfuerzos. Hicieron carteles con mensajes como "Cierra la canilla mientras te lavas los dientes" y "Reutiliza el agua de la lluvia".

Unos días después, notaron que las pérdidas de agua se estaban arreglando en el barrio. La comunidad se había movilizado y junto a las autoridades, habían logrado reparar la red de agua. Todos estaban felices.

La tarde del gran regreso del agua, Lucía, Tomás y Sofía se sentaron en el parque, contemplando la nube de alegría que se había apoderado de todos.

"¿Pueden creerlo?" - dijo Sofía. "¡El tesoro del agua ha vuelto!"

"¡Sí! Y hemos aprendido que cuidar el agua es importante y que juntos podemos lograr grandes cosas" - contestó Lucía, sonriendo.

FIN.

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