El Tesoro Escondido del Océano



Una soleada mañana en la selva, Josue y Liana decidieron que era hora de una nueva aventura. Habían encontrado un misterioso mapa en el desván de la abuela, que parecía indicar la ubicación de un tesoro escondido. "¡Mirá, Liana! Este mapa dice que debemos ir hacia el océano!" exclamó Josue con entusiasmo. "¡Sí! ¡Vamos con el guardián de la selva y el mono tico!" respondió Liana, llena de emoción.

Juntos, los cuatro amigos partieron hacia la playa. El guardián de la selva, un anciano sabio con un gran conocimiento de la naturaleza, los guió con su experiencia. "Recuerden, chicos, los tesoros no siempre son lo que parecen. A veces lo más valioso es lo que aprendemos en el camino." dijo.

Al llegar a la playa, los amigos quedaron maravillados por el inmenso océano. El mono tico, curioso como siempre, saltó de un lado a otro. "¡Miren, miren! ¡Hay un barco pirata!" gritó, señalando a lo lejos.

Intrigados, se acercaron al barco y, efectivamente, un grupo de delfines estaba nadando alrededor. "¡Hola, amigos!" saludó un delfín con voz alegre. "Buscamos un tesoro escondido, ¿han visto algo por aquí?" preguntó Liana.

"Sí, claro! El tesoro está custodiado por la tortuga sabia. Pero no será fácil llegar hasta ella. Necesitan superar tres pruebas!" explicó el delfín.

Josue y Liana se miraron emocionados. "¿Cuáles son las pruebas?" preguntó Josue.

"Primero, deben resolver un acertijo, luego superar una carrera con las olas, y finalmente, demostrar su valentía al enfrentar el desafío final ante la tortuga sabia." dijo el delfín.

Todos asintieron decididos a probarse. El delfín les presentó el acertijo. - “En la calma soy ligero, en la tormenta eficaz, soy amigo del mar y siempre me verás. ¿Qué soy? ”

Liana pensó por un momento. "¡Es una vela!" exclamó emocionada. Los delfines aplaudieron. "¡Pasaron la primera prueba!"

La siguiente prueba era la carrera con las olas. Los amigos se subieron a una tabla de surf que les dio el delfín para deslizarse sobre el agua. Con risas y gritos de emoción, lograron mantener el equilibrio y cruzar la línea de meta en primer lugar. "¡Lo logramos!" gritaron juntos.

Finalmente, llegó el momento de enfrentar al guardián del tesoro, la tortuga sabia. "Para obtener el tesoro, deben mostrarme que han aprendido algo valioso en su travesía." dijo la tortuga con voz profunda.

"Nos dimos cuenta que el verdadero tesoro no es el oro, sino las amistades y el conocimiento que adquirimos juntos", dijo Josue con determinación.

"Así es. Cada uno de nosotros ha crecido y aprendido algo diferente", agregó Liana.

La tortuga sonrió. "Tienen razón. Por eso, se les recompensa con el tesoro del conocimiento. ¡Aquí tienen un libro lleno de cuentos de aventuras!"

Los amigos se miraron, un poco sorprendidos, pero muy agradecidos. "¡Es el mejor tesoro que podríamos haber encontrado!" exclamó Liana.

"¡Sí! Y ahora tenemos nuevas historias que contar!" añadió Josue.

Regresaron a casa con el libro y el corazón lleno de recuerdos, sabiendo que lo más importante de su aventura no eran las riquezas, sino la experiencia que compartieron y lo que aprendieron en el camino. Desde ese día, cada vez que abrían el libro juntos, revivían esas maravillosas experiencias en el océano por siempre.

FIN.

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