El Tesoro Escondido en el Parque
Había una vez un parque encantado en la ciudad de Verdevivo, donde los niños disfrutaban de jugar entre árboles, mariposas y flores de mil colores. Pero, un día, el parque empezó a llenarse de basura. Papeles, botellas y hasta juguetes rotos estaban esparcidos, y eso preocupaba mucho a los niños del barrio.
Una tarde, mientras jugaban, Lucas, una niña muy curiosa, se detuvo y miró alrededor.
"¿Por qué hay tanta basura aquí?" - preguntó, con su ceño fruncido.
"No lo sé, pero es muy feo" - respondió su amigo Tomás, que tenía un gran corazón para cuidar la naturaleza.
"Deberíamos hacer algo" - dijo Sofía, otra amiga que siempre tenía buenas ideas. "¡Hagamos una gran limpieza en el parque!".
Los tres amigos decidieron que al día siguiente se juntarían con otros niños del barrio para limpiar el parque. Mientras tanto, pensaron en una forma divertida de motivar a todos a participar. Así que se les ocurrió hacer un “día del tesoro”.
"Podemos esconder premios entre las hojas y la basura, y a medida que vayamos limpiando, encontraremos los premios" - sugirió Lucas entusiasmada.
"¡Me encanta!" - respondió Tomás. "Sería tipo una búsqueda del tesoro".
Al día siguiente, los niños se reunieron en el parque con guantes y bolsas grandes. Entre risas y juegos, estaban listos para la aventura. Mientras recolectaban basura, tomaron turnos para contar historias sobre el parque y cómo era antes. Sofía, en un momento, encontró algo brillante.
"¡Miren esto!" - gritó. "Es un colgante antiguo, debe ser un tesoro".
Todos se acercaron emocionados. Al inspeccionarlo, se dieron cuenta de que el colgante tenía la forma de un árbol. "Tal vez sea un mensaje del parque para que lo cuidemos mejor" - comentó Tomás, sonriendo.
Pero justo en ese instante, un grupo de adultos llegó al parque, y comenzaron a hacer deporte. Sin darse cuenta, dejaron caer botellas y papeles alrededor. Los niños, que estaban tan emocionados con su limpieza y su tesoro, se sintieron desanimados al ver la descortesía de los adultos.
"¿Por qué no les dicen que no deben dejar basura?" - preguntó Lucas.
"No sé, pero me gustaría que cuidaran el parque como nosotros" - añadió Sofía.
No queriendo rendirse, tomaron valor y se acercaron a los adultos.
"¡Hola! Disculpen, somos del barrio y estamos limpiando el parque. Nos gustaría que cuando terminen de jugar, no dejen basura. Así podremos disfrutar todos juntos y mantenerlo lindo".
Los adultos se miraron entre sí y uno de ellos, un hombre alto con una botella en la mano, sonrió. "No nos habíamos dado cuenta, gracias por decírnoslo. A veces, olvidamos que es un lugar para todos".
Poco a poco, los adultos comenzaron a colaborar; recogieron lo que habían dejado y prometieron ser más cuidadosos en el futuro. Al final del día, el parque lucía precioso.
"¡Lo logramos!" - celebró Sofía mientras levantaba el colgante. "Y encontramos nuestro tesoro más grande: un parque limpio y amigos que se cuidan entre sí".
Los niños decidieron colgar el colgante en un árbol del parque como símbolo de su compromiso por cuidar la naturaleza y a su comunidad. Desde entonces, cada vez que alguien pasaba por allí, se acordaba del esfuerzo que habían hecho y sabía que cuidar el ambiente era responsabilidad de todos.
Y así, el parque de Verdevivo se transformó en el lugar favorito de todos nuevamente, gracias a la valentía y el trabajo en equipo de unos niños que deseaban lo mejor para su hogar.
FIN.