El tesoro literario de Malena y su familia
Había una vez una niña llamada Malena, quien vivía en una pequeña casa de campo junto a su mamá Inés, su hermana Delfina y su hermano Dante.
También vivían con ellos el papá Fabián, los abuelos Lili y Ángel, la madrina Cucu y dos adorables mascotas: el perro Roco y la perra Nina. Malena era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras jugaba en el jardín trasero de su casa, encontró un viejo mapa enterrado bajo un árbol. Sin pensarlo dos veces, decidió llamar a todos los miembros de su familia para contarles sobre este emocionante descubrimiento.
"¡Familia! ¡He encontrado un mapa secreto! Tenemos que seguir las pistas y encontrar el tesoro escondido!", exclamó Malena emocionada. Todos se reunieron alrededor de Malena para ver el mapa. El abuelo Ángel cogió unas gafas de sol viejas del bolsillo de su camisa y comenzó a estudiarlo detenidamente.
"Según parece", dijo Ángel con voz misteriosa, "debemos seguir estas líneas hasta llegar al río". La familia se preparó rápidamente para la aventura. Empacaron algunas provisiones y partieron hacia el río siguiendo las indicaciones del mapa.
Durante el camino, tuvieron que sortear obstáculos como puentes rotos y senderos estrechos. "No te preocupes Malena", dijo Dante mientras saltaba por encima de un tronco caído. "Juntos podemos superar cualquier desafío". Finalmente, llegaron al río y encontraron una pequeña isla en el centro.
Siguiendo las instrucciones del mapa, se adentraron en la espesa vegetación de la isla hasta que encontraron un viejo cofre enterrado. Con mucha emoción, abrieron el cofre y descubrieron que estaba lleno de libros.
"¡Libros! ¡El tesoro es conocimiento!", exclamó mamá Inés emocionada. Todos se miraron sorprendidos y felices. Habían encontrado un tesoro invaluable: la oportunidad de aprender y crecer juntos como familia.
A partir de ese día, cada noche antes de dormir, Malena y su familia se reunían para leer uno de los libros del cofre. Descubrieron historias maravillosas, aprendieron sobre diferentes culturas y exploraron nuevos mundos sin salir de su hogar.
La aventura no solo les brindó momentos divertidos, sino que también fortaleció los lazos familiares. Juntos aprendieron a valorar el poder del conocimiento y la importancia de trabajar en equipo.
Y así, Malena y su familia continuaron viviendo nuevas aventuras cada día, siempre recordando que el verdadero tesoro está en compartir momentos especiales con aquellos que amamos.
FIN.