El tesoro oculto


Había una vez un topógrafo llamado Luis que trabajaba en una empresa de construcción. Todos los días llegaba muy temprano a su trabajo y se encontraba con una gran maquinaria, muchos obreros y un maestro de construcción muy sabio.

Luis era el encargado de medir y marcar el terreno donde se iban a realizar las obras. Utilizaba instrumentos especiales para asegurarse de que todo estuviera en su lugar correcto.

Era un trabajo muy importante, ya que cualquier error en las mediciones podría causar problemas más adelante. Un día, mientras Luis estaba midiendo un terreno para la construcción de una casa, se dio cuenta de algo inusual.

Había una pequeña planta creciendo justo en medio del área donde debían cavar los cimientos. Luis se acercó a examinarla y vio que era una flor muy hermosa y especial. Luis decidió hablar con sus compañeros sobre lo que había encontrado.

Se acercó al maestro de construcción y le dijo: "Maestro, he encontrado una flor creciendo justo en medio del terreno donde vamos a construir la casa. Es algo inusual". El maestro sonrió y respondió: "Luis, cada cosa tiene su propósito en este mundo.

Incluso esa pequeña flor puede enseñarnos algo importante". Intrigados por lo que el maestro había dicho, todos los obreros decidieron investigar más sobre esa planta especial.

Descubrieron que era conocida como "Flor Constructora" y tenía la capacidad única de fortalecer la tierra donde crecía. Los obreros decidieron cuidar la Flor Constructora e incluso le dieron un espacio especial en medio del terreno de construcción. Todos los días la regaban y se aseguraban de que tuviera suficiente sol para crecer.

A medida que pasaba el tiempo, la Flor Constructora comenzó a florecer aún más. Sus raíces se extendieron por todo el terreno, fortaleciéndolo y preparándolo para la construcción de la casa.

Finalmente, llegó el día en que la casa estaba lista para ser construida. Los obreros estaban sorprendidos al ver lo sólido que era el terreno gracias a la Flor Constructora. Sabían que sin ella, no habrían logrado construir una casa tan segura y resistente.

Luis se dio cuenta de una gran lección: cada cosa en este mundo tiene su propósito y puede enseñarnos algo valioso si estamos dispuestos a prestar atención.

La Flor Constructora les había mostrado cómo incluso las cosas más pequeñas pueden tener un impacto significativo en nuestro trabajo. Desde aquel día, Luis siempre buscaba aprender de todo lo que encontraba en su camino. Ya no solo veía números y mediciones en su trabajo, sino también oportunidades para aprender algo nuevo y valioso.

Y así, Luis continuó siendo un topógrafo profesional exitoso, pero con un corazón abierto a todas las enseñanzas que el mundo tenía para ofrecerle.

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