El Tesoro Oculto del Mar Brillante
Había una vez, en un rincón del océano argentino, un hermoso coral llamado Coralina. Coralina vivía en un colorido arrecife junto a sus amigos: el pez payaso Pipo, la tortuga Tita y la estrella de mar Lila. Un día, mientras jugaban en las arenas suaves, Coralina notó algo extraño en el agua.
"¿Vieron eso?" - pregunto Coralina, señalando una botella plástica flotante.
"Sí, es raro... ¿por qué hay basura en el mar?" - respondió Pipo, su rostro lleno de preocupación.
"¡Esto no debería estar aquí!" - agregó Tita, moviendo sus patas con ansiedad.
Los cuatro amigos decidieron investigar. Al acercarse a la botella, se dieron cuenta de que estaba llena de cosas extrañas: bolsas, latas y hasta un viejo zapato.
"¿Cómo puede ser que las cosas lleguen aquí?" - se preguntó Lila.
"Quizás alguien las tiró al agua sin pensar" - sugirió Coralina.
Tristes y decepcionados, se dieron cuenta de que la contaminación estaba dañando su hogar. De pronto, Coralina tuvo una idea brillante.
"¡Y si hacemos algo para ayudar al mar y a nuestros amigos!" - exclamó.
"¿Qué podríamos hacer?" - preguntó Pipo, aún confundido.
"Podríamos juntar a todos los habitantes del arrecife y organizar una limpieza. ¡Así podríamos recuperar la belleza de nuestro hogar!" - propuso Tita, con entusiasmo.
Los amigos se pusieron a trabajar. Llamaron a los peces, a las tortugas, y hasta a los caballitos de mar. Pronto, un montón de criaturas del océano se reunieron, listas para ayudar.
"¡Vamos a reunir toda la basura que podamos!" - gritó Coralina.
Fue un esfuerzo arduo. Mientras trabajaban, encontraban cosas sorprendentes.
"¡Miren! ¡Una antigua moneda!" - dijo Pipo, emocionado.
"¡Eso es un tesoro!" - exclamó Lila "Pero no es el tipo de tesoro que necesitamos. ¡Necesitamos limpiar!"
Después de varias horas, el arrecife empezaba a verse más limpio. Se sentían satisfechos, pero había algo más que se podía hacer.
"¿Y si además hablamos con los humanos?" - sugirió Tita, mientras miraba hacia la superficie del agua.
"Podríamos hacer una señal para que sepan que deben cuidar el mar" - agregó Coralina.
Los amigos hicieron un gran cartel de algas y conchas que decía: "CUIDEN EL MAR, ES NUESTRO HOGAR" y lo colocaron en la playa donde los humanos solían venir.
"Esto debería llamar su atención" - dijo Pipo con esperanza.
Una tarde, un grupo de niños llegó a la playa y vieron el cartel. Se acercaron y comenzaron a leerlo. Un niño apuntó al agua y exclamó:
"¡Miren cuánta basura hay, debemos ayudar!"
Los niños se pusieron manos a la obra y empezaron a recoger la basura. Justo entonces, un pescador pasó por allí y se detuvo.
"¡Ustedes son unos héroes!" - dijo, admirando su trabajo. "El mar necesita cuidadores. Estoy sorprendido de que estén haciendo esto."
Los niños y el pescador decidieron hacer un plan: una limpieza regular de la playa. Cada semana, se reunirían para limpiar juntos.
Así, la noticia se esparció por la ciudad y más y más personas se unieron a la causa. Coralina y sus amigos miraban desde el arrecife, sintiéndose felices.
"¡Vengan a ver esto!" - gritó Tita. "¡Están trabajando juntos por el mar!"
"Esto es asombroso. ¡Los humanos están entendiendo cuán importante es cuidar nuestro hogar!" - dijo Coralina con orgullo.
Con el tiempo, el mar volvió a ser brillante y lleno de vida. Los humanos y criaturas del mar se hicieron amigos y entendieron que ellos podían vivir en armonía.
"Hicimos algo grande juntos" - dijo Pipo, sonriendo.
"Y todo comenzó con una pequeña botella" - añadió Lila, mirando el horizonte, contenta de haber trabajado en equipo.
Desde ese día, Coralina, Pipo, Lila y Tita recordaron siempre que aunque a veces el problema del mar parecía grande, la unión hacía la fuerza y cada pequeño esfuerzo contaba. Y así, todos vivieron felices, cuidando y protegiendo su hogar en el océano, regalándole siempre un brillo especial.
FIN.