El tesoro perdido
En un bosque encantado vivían Salti, un conejito muy honesto, y Pelusa, un zorrito astuto pero también muy sincero. Ambos eran grandes amigos y compartían muchas aventuras juntos.
Un día, mientras caminaban por el bosque en busca de frutos deliciosos, se encontraron con una bolsa llena de monedas brillantes. Salti y Pelusa se miraron sorprendidos, sabiendo que alguien debía haberla perdido. "¡Qué suerte tenemos!", exclamó Pelusa emocionado al ver las monedas.
"Podríamos quedarnos con ellas y comprar muchos dulces y juguetes. "Salti lo miró preocupado y respondió: "Pero Pelusa, estas monedas no son nuestras. Seguramente alguien las perdió y está muy triste buscándolas. "Pelusa reflexionó por un momento y luego dijo: "Tienes razón, Salti.
Sería mejor devolverlas a su dueño. " Así que decidieron llevar la bolsa de monedas al pueblo más cercano para intentar encontrar a su legítimo propietario.
En el camino, se encontraron con varios animales del bosque que les ofrecieron ayuda para encontrar al dueño de las monedas. Después de mucho preguntar e investigar, finalmente descubrieron que las monedas pertenecían a la ardilla Rosita, quien las había estado guardando para comprar semillas para el invierno.
Rosita estaba desesperada cuando vio a Salti y Pelusa llegar con la bolsa de monedas. Lágrimas de felicidad brotaron de sus ojos al recuperar lo que tanto valor tenía para ella.
"¡Muchísimas gracias por devolverme mis monedas! Estaba tan preocupada pensando cómo conseguiría mis semillas", dijo Rosita emocionada abrazando a los dos amigos. "Son ustedes dos los animales más honestos y bondadosos que he conocido.
"Salti sonrió feliz junto a Pelusa, quienes se sintieron orgullosos de haber tomado la decisión correcta aunque hubieran tenido la tentación de quedarse con las monedas. A partir de ese día, Salti el conejito y Pelusa el zorrito se convirtieron en ejemplos a seguir en todo el bosque por su gran honestidad y buen corazón.
Y juntos siguieron viviendo muchas aventuras donde siempre prevalecía la amistad sincera y la solidaridad entre todos los habitantes del bosque encantado.
FIN.