El tesoro perdido de la isla mágica


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde reinaba el amor y la armonía. En esta historia, conoceremos a Lucía, una niña de 7 años llena de energía y curiosidad.

Lucía vivía con sus papás, Marta y Juan, quienes se amaban profundamente. Cada mañana comenzaba con risas y abrazos en su hogar. Su mamá siempre le preparaba un delicioso desayuno mientras su papá le ayudaba a vestirse.

Un día, Lucía fue al colegio emocionada por encontrarse con su maestra y sus compañeros. La señorita Laura era muy amable y sabia cómo enseñarles cosas nuevas de manera divertida.

En clase, la maestra les habló sobre la importancia de ser corteses y respetuosos con los demás. Les explicó que la cortesía es como decir "por favor" y —"gracias" , además de tratar a todos con amabilidad. Lucía comprendió rápidamente el mensaje de su maestra e hizo todo lo posible por aplicarlo en su vida diaria.

Le decía "por favor" cuando pedía algo en casa, daba las gracias cuando recibía algo y saludaba a todos con una sonrisa. El ambiente en el colegio se volvió aún más armonioso gracias a los esfuerzos de Lucía.

Sus compañeros también empezaron a imitarla, creando así un círculo virtuoso lleno de cortesías y buenos modales.

La convivencia entre los niños mejoró tanto que decidieron organizar un evento especial para celebrar su nueva forma de relacionarse: El Día del Respeto Mutuo. Cada niño preparó una pequeña presentación para mostrar cómo habían aprendido a ser corteses y amables.

Lucía decidió hacer un dibujo gigante en el que representaba a todos sus compañeros de clase tomados de la mano, rodeados de corazones. Este dibujo simbolizaba el amor y la unión que habían logrado gracias a su esfuerzo conjunto. El día del evento llegó y los padres de los niños se reunieron en el colegio para ver las presentaciones.

Lucía estaba muy emocionada por mostrar su dibujo y ver las sonrisas en los rostros de todos.

Cuando fue el turno de Lucía, subió al escenario con su dibujo y explicó cómo había aprendido sobre la importancia del amor, la cortesía y la convivencia. Todos los padres estaban encantados con las palabras de Lucía y aplaudieron orgullosos. Después del evento, los padres felicitaron a Lucía por su iniciativa y le dijeron lo orgullosos que estaban de ella.

Pero lo más importante fue el mensaje que recibieron todos: cuando se vive con amor, respeto y armonía, se pueden lograr cosas maravillosas. A partir de ese día, Villa Feliz se convirtió en un lugar aún más especial.

Las familias comenzaron a practicar la cortesía entre ellos mismos, generando así una cadena infinita de buenos modales. La historia nos enseña que incluso siendo niños podemos hacer grandes cambios si actuamos con amor hacia nosotros mismos y hacia los demás.

La cortesía crea vínculos fuertes entre las personas, permitiendo vivir en paz y armonía. Y así, Lucía y sus compañeros continuaron viviendo en un mundo lleno de amor, cortesía y respeto.

Cada día era una nueva oportunidad para aprender algo nuevo y seguir construyendo un lugar mejor para todos.

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