El tesoro perdido de la isla verde
Había una vez en una isla lejana llamada Isla Verde, un grupo de niños aventureros que siempre estaban buscando emocionantes tesoros en los lugares más inesperados.
Entre ellos se encontraban Martín, Sofía, Lucas y Valentina, quienes siempre se divertían juntos explorando la isla. Un día, mientras jugaban cerca de la playa, divisaron una antigua cueva escondida detrás de unos matorrales. Emocionados, decidieron adentrarse en la cueva en busca de algún tesoro que los hiciera famosos en la isla.
Al entrar a la cueva, se encontraron con una sorpresa; en el centro de la cueva, brillaba un cofre antiguo con extrañas inscripciones. Sin embargo, algo llamó la atención de los niños.
Al lado del cofre había un cartel que decía: 'Sólo aquellos que pidan con respeto, podrán llevarse el tesoro'. Confundidos, los niños discutieron sobre qué significaba ese enigmático mensaje. Valentina propuso pedir el tesoro con amabilidad, mientras que Lucas, emocionado por la idea de tener un tesoro, sugirió tomarlo directamente.
Martín y Sofía, en cambio, se mostraron más cautelosos y decidieron buscar una solución pacífica. 'Creo que la mejor forma de obtener el tesoro es pidiéndolo con amabilidad', sugirió Martín.
'Tal vez hay alguna trampa si tratamos de robarlo', agregó Sofía. Después de discutirlo, los niños se pusieron de acuerdo en pedir el tesoro con respeto, siguiendo el mensaje del cartel. 'Vamos a pedir el tesoro con amabilidad y respeto. Estoy segura de que eso es lo correcto', afirmó Valentina.
Al acercarse al cofre, los niños se tomaron de la mano y con respeto y cortesía, pidieron el tesoro. De repente, el cofre comenzó a brillar y se abrió lentamente, revelando un hermoso collar de conchas y piedras preciosas.
Los niños, emocionados y agradecidos, tomaron el tesoro con cuidado. Al salir de la cueva, el cielo se iluminó con un arcoíris, creando un espectáculo maravilloso.
Los niños entendieron que, a veces, es mejor pedir las cosas con amabilidad y respeto, en lugar de intentar obtenerlas de manera egoísta.
A partir de ese día, los niños se convirtieron en héroes en la isla, compartiendo su tesoro con todos los habitantes y enseñando la importancia de pedir las cosas con respeto y cortesía. Y así, la lección de la cueva se convirtió en una historia que se contaba una y otra vez en Isla Verde, recordando a todos que es mejor pedir que robar.
FIN.