El tesoro solidario de Pepita
Había una vez una patita llamada Pepita que vivía lejos de su familia en un pequeño lago rodeado de árboles frondosos.
Siempre había sido muy trabajadora y ahorrativa, pero un día mientras nadaba por el lago, ¡encontró un tesoro enterrado en la orilla! Pepita estaba emocionada y no podía creer su suerte. El tesoro estaba lleno de monedas brillantes y joyas resplandecientes.
Pero a medida que contaba su riqueza, se dio cuenta de que no sabía qué hacer con tanto dinero. Decidió ir a buscar consejo a sus amigos animales del bosque. Primero se encontró con Don Conejo, quien siempre tenía ideas ingeniosas.
"¡Hola, Don Conejo! He encontrado un tesoro, pero no sé en qué gastar mi dinero", dijo Pepita. Don Conejo pensativo respondió: "Pepita, creo que deberías invertir tu dinero sabiamente para beneficiar a todos los animales del bosque.
Podrías construir refugios para aquellos que no tienen hogar o plantar árboles frutales para asegurarnos comida durante todo el año". Pepita consideró las palabras de Don Conejo y decidió seguir su consejo. Comenzó a construir pequeñas casitas para los animales sin hogar y plantó muchos árboles frutales alrededor del lago.
Mientras trabajaba duro en sus proyectos, Pepita se encontró con Doña Ardilla jugando entre las ramas de un árbol cercano. "¡Doña Ardilla! He encontrado un tesoro y estoy usando el dinero para ayudar a otros animales.
¿Tienes alguna idea de cómo puedo seguir contribuyendo?", preguntó Pepita. Doña Ardilla, con su cola esponjosa, respondió: "Pepita, podrías construir un parque de diversiones para que todos los animales del bosque puedan disfrutar y divertirse juntos. Sería maravilloso tener un lugar donde jugar y reír".
Pepita sonrió emocionada por la idea y comenzó a planificar el parque de diversiones. Construyó toboganes acuáticos, carruseles y hasta una montaña rusa para que todos los animales pudieran disfrutar al máximo.
Mientras trabajaba en su nuevo proyecto, Pepita se topó con Don Zorro paseando cerca del lago. "¡Don Zorro! He encontrado un tesoro y he estado ayudando a otros animales. ¿Tiene alguna sugerencia de cómo podría seguir usando mi dinero?", preguntó Pepita curiosa.
Don Zorro miró a Pepita con astucia y dijo: "Pepita, podrías abrir una escuela para enseñar a los más jóvenes sobre la importancia del respeto por la naturaleza y cómo cuidar nuestro hogar".
Las palabras de Don Zorro resonaron en el corazón de Pepita. Sabía lo valioso que era aprender sobre el medio ambiente y decidió construir una hermosa escuela junto al lago.
La escuela se llenó rápidamente de pequeños patitos, conejitos, ardillas y muchos otros animales ansiosos por aprender sobre la naturaleza. Con el paso del tiempo, el dinero se agotaba lentamente pero las sonrisas en los rostros de todos los animales eran invaluables.
Pepita se dio cuenta de que había usado su tesoro para hacer del mundo un lugar mejor y eso la llenaba de alegría. Pepita entendió que el verdadero valor no estaba en tener riquezas, sino en usarlas sabiamente para ayudar a los demás y cuidar de su hogar.
Y así, nuestra querida patita, Pepita, vivió felizmente rodeada de amigos y con la satisfacción de haber hecho una diferencia en el mundo. Y aunque ya no tenía dinero, tenía algo mucho más valioso: el amor y respeto de todos los animales del bosque. Fin.
FIN.