El tesoro verde de Mateo


Había una vez un valiente y curioso niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño pueblo de Argentina.

Mateo siempre soñaba con ser un gran explorador y descubrir nuevas tierras, al igual que lo había hecho Cristóbal Colón en su viaje a América. Un día, mientras Mateo jugaba cerca del río, encontró un viejo mapa escondido entre las ramas de un árbol. El mapa mostraba una misteriosa isla desconocida por todos.

Sin pensarlo dos veces, Mateo decidió emprender la aventura de su vida y seguir las huellas de Colón. Con mucho entusiasmo y determinación, Mateo se preparó para el viaje. Se despidió de su familia y amigos, prometiéndoles que regresaría con grandes historias para contarles.

Montado en su fiel caballo Pampa, partió hacia el horizonte en busca de la isla misteriosa. Después de días navegando por el mar abierto, Mateo divisó tierra firme a lo lejos.

Llegó a una hermosa playa llena de palmeras altas y arena blanca como la nieve. Pero algo era diferente: no había nativos esperándolo allí como Colón había encontrado en sus expediciones. "¿Hola? ¿Hay alguien aquí?", preguntó Mateo tímidamente.

De repente, salieron corriendo del bosque unos animales extraños pero amigables llamados coatíes. Parecían tener mucha curiosidad por este nuevo visitante. -Mateo se acercó a ellos con cautela y les ofreció algunas frutas que llevaba consigo.

Los coatíes aceptaron el regalo y comenzaron a guiarlo por la selva. Mateo se dio cuenta de que estos animales eran sus nuevos amigos y protectores en esta tierra desconocida. Mientras exploraba la isla, Mateo descubrió plantas exóticas con colores brillantes y escuchó los cantos melodiosos de aves tropicales.

También encontró un arroyo cristalino donde pudo beber agua fresca y clara. Una tarde, mientras caminaba por el bosque, Mateo encontró una tribu nativa muy amigable llamada Los Mapuches.

Ellos le mostraron cómo construir casas con hojas de palma y cómo pescar en los ríos sin dañar a los peces. "¡Gracias por enseñarme todo esto! Me siento tan afortunado de haber encontrado esta isla maravillosa", exclamó Mateo emocionado.

Los Mapuches sonrieron y le explicaron que siempre habían vivido allí en armonía con la naturaleza, cuidando su hogar como un tesoro preciado. Con el tiempo, Mateo decidió regresar a su pueblo para contarles sobre este lugar mágico lleno de bondad y respeto hacia la naturaleza.

Los coatíes lo acompañaron hasta la playa para despedirse antes de que subiera al barco rumbo a casa. Cuando finalmente llegó a su pueblo, todos estaban ansiosos por escuchar las increíbles historias que tenía para contarles.

Mateo les habló sobre los coatíes amigables, los hermosos paisajes y las enseñanzas valiosas que había aprendido de Los Mapuches. La historia de Mateo inspiró a todos en el pueblo a cuidar y proteger su entorno.

Juntos, comenzaron a plantar árboles, limpiar los ríos y respetar la flora y fauna local. Desde ese día, Mateo se convirtió en un gran defensor del medio ambiente y continuó explorando nuevos lugares para aprender más sobre la naturaleza.

Siempre recordará aquella aventura inspiradora que lo llevó a descubrir una isla llena de bondad y sabiduría ancestral. Y así, la historia de Mateo nos enseña que no necesitamos conquistar ni dominar nuevas tierras, sino aprender de ellas y vivir en armonía con todo lo que nos rodea.

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