El tiburón y el fair play en el torneo marino



Había una vez en el océano un torneo de waterpolo entre dos equipos muy competitivos: los Calamares y los Tiburones.

Los Calamares eran conocidos por su astucia y trucos sucios, mientras que los Tiburones destacaban por su honestidad y juego limpio. En la final del campeonato, los Calamares estaban perdiendo contra los Tiburones. Desesperados por ganar, decidieron hacer trampa.

Uno de los jugadores de los Calamares escondió un tentáculo extra en su uniforme para poder agarrar a sus oponentes sin ser visto por el árbitro. Los Tiburones se dieron cuenta de la trampa de inmediato y protestaron ante el árbitro. Los Calamares fueron descalificados y los Tiburones se proclamaron campeones del torneo.

A pesar de la victoria, no se sintieron satisfechos al ver cómo sus rivales habían intentado engañarlos. Para la siguiente competición, un valiente tiburón llamado Tito decidió infiltrarse en el equipo de los Calamares para enseñarles una lección sobre deportividad.

Se disfrazó con habilidad y logró pasar desapercibido entre los jugadores cefalópodos.

Durante uno de los partidos más importantes, cuando todo parecía perdido para los Calamares y estaban a punto de recurrir a viejas tácticas tramposas, Tito reveló su identidad frente a todos:- ¡Alto! ¡Soy Tito, jugador de los Tiburones! He estado aquí para mostrarles que el verdadero espíritu deportivo radica en jugar limpio y respetar a tus oponentes. Los Calamares quedaron sorprendidos por la valentía y nobleza de Tito.

Comenzaron a reflexionar sobre sus acciones pasadas y se dieron cuenta del daño que habían causado con sus trampas. A partir de ese momento, decidieron cambiar su actitud y comprometerse a jugar honestamente en todas las competiciones futuras.

Los Tiburones aplaudieron la lección aprendida por los Calamares y felicitaron a Tito por su valentía y determinación para promover la deportividad en el waterpolo marino.

Desde entonces, ambos equipos se convirtieron en ejemplos de fair play dentro del océano, recordando siempre que lo más importante no es solo ganar, sino hacerlo con honor y respeto hacia tus compañeros de juego. Y colorín colorado, este cuento deportivo ha terminado demostrando que siempre es mejor nadar con limpieza hacia la meta final.

FIN.

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