El Tigre Miedoso y el Gran Bosque



En un rincón del extenso Gran Bosque, vivía un tigre llamado Tito. A diferencia de los otros tigres de su familia, que eran fuertes y valientes, Tito era un tigre miedoso que siempre prefería quedarse bajo la sombra de un árbol en lugar de explorar la selva.

Un día, mientras Tito observaba a sus hermanos jugar a la pelota de hojas, decidió acercarse un poco más.

"¡Vamos, Tito! ¡Ven a jugar!" - gritó su hermano Rocco.

"No, yo... yo no soy bueno en eso..." - respondió Tito, temblando un poco al pensar en todo lo que podía salir mal.

Pero un curioso pajarito llamado Lila, que siempre volaba por el bosque, lo vio y se posó al lado de él.

"¿Por qué no juegas con ellos, Tito?" - preguntó Lila, aleteando con entusiasmo.

"Porque... porque tengo miedo de lastimarme y no quiero hacer el ridículo" - contestó Tito, sin dejar de observar a sus hermanos.

Lila, comprendiendo su dilema, decidió motivarlo.

"Mira, Tito, todos tienen miedo a veces. Pero tal vez, si intentas jugar, te diviertas mucho. Además, ¡no estás solo! Yo estaré contigo."

Algo en las palabras de Lila lo animó. Con un gran suspiro, Tito decidió intentarlo. Cuando llegó al lugar de juego, se disculpó.

"Disculpen, ¿puedo jugar con ustedes?" - preguntó, en un hilo de voz.

Los hermanos se miraron, sorprendidos, pero rápidamente sonrieron.

"¡Claro, Tito! ¡Bienvenido!" - dijeron al unísono.

Tito empezó a sentir un cosquilleo en su estómago, pero decidíó dejarlo de lado y unirse al juego. Al principio, se sintió torpe, pero al verlo jugar, Lila lo animaba.

"¡Eso es, Tito! ¡Golpea la hoja!"

Con cada intento, Tito se sentía un poco más seguro y, para su asombro, comenzó a divertirse. De pronto, corrió tan rápido que se desvió hacia un arbusto espinoso y, ¡zas! Se metió de lleno en el arbusto.

"¡Ay, ay, ay!" - gritó Tito asustado.

Todos miraron con preocupación. Su hermano Rocco corrió hacia él.

"¡Tito! ¡Estás bien?" - preguntó con ansiedad.

Con un poco de miedo, pero decidido a no dejarse vencer, Tito salió del arbusto con una rama en su cabeza como si fuera una corona.

"¡Miren! ¡Soy el rey del bosque!" - exclamó, haciéndose el valiente.

Todos los tigres se rieron y comenzaron a aplaudir. Tito, sintiéndose un poco tonto, empezó a reír también.

"Tal vez no sea tan malo jugar después de todo..." - pensó mientras se sacudía las hojas de su pelaje.

Pasó el tiempo y Tito siguió jugando, aprendiendo con cada acción que, aunque había cosas que le daban miedo, podía superarlas. Así, se volvía más confiado y valiente cada día.

Un día, mientras exploraban la parte más alejada del bosque, escucharon un gran ruidazo. Un grupo de animales estaba reunido, miraban asustados hacia un barranco.

"¿Qué ocurre?" - preguntó Tito al acercarse.

Lila voló y les explicó.

"Hay un pequeño ciervo atrapado en la orilla, no puede subir, todos tienen miedo de ayudarlo!" - dijo.

Tito sintió un escalofrío recorrerlo. Aquello sí que le daba miedo, pero al mirar a los otros animales, se dio cuenta de que tenía que hacer algo.

"No podemos dejarlo ahí. ¡Yo puedo intentar ayudar!" - gritó, sorprendiéndose a sí mismo por su valentía.

Todos lo miraron con admiración. Tito, con el corazón latiendo rápido, se acercó al ciervo y le dijo:

"No te preocupes, pequeño. Voy a ayudarte a subir."

"¡Pero yo tengo miedo!" - dijo el ciervo, temblando.

"Yo también tengo miedo, pero si lo hacemos juntos, será más fácil!" - respondió Tito con determinación.

Con la ayuda de Rocco y Lila, Tito se acercó lo más posible al ciervo.

"Agárrate fuerte de mi cola, yo te ayudaré a subir " - dijo Tito, estirando su cola para que el ciervo la agarrara.

Con esfuerzo, y bastante trabajo en equipo, lograron que el ciervo regresara seguro al suelo firme. Todos aplaudieron fuertemente.

"¡Eres un héroe, Tito!" - gritó Lila.

Desde ese día, Tito no solo dejó de ser el tigre miedoso, sino que se convirtió en un valiente del bosque, recordando siempre que, aunque el miedo esté presente, nunca hay que rendirse.

"A veces, el valor está en intentar ayudar a otros, aunque sintamos miedo" - reflexionó Tito al atardecer.

Y así, Tito aprendió que en la vida siempre habrá desafíos, pero con amigos y un poco de coraje, ¡nada es imposible! La aventura de Tito y sus amigos apenas comenzaba, y ahora sabía que siempre sería bueno enfrentar el miedo juntos.

Fin.

FIN.

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