El topo solitario


Había una vez en el campo un pequeño topo llamado Teo. Teo vivía en un hermoso túnel que había excavado con sus pequeñas patitas.

A pesar de tener una bonita casa, Teo se sentía muy solo, ya que no tenía amigos con quien jugar. Un día, decidió salir a explorar el mundo exterior. Al asomarse a la superficie, se encontró con una familia de conejos que saltaba y jugaba en el campo.

Teo se acercó tímidamente y les dijo: -Hola, soy Teo, el topo. ¿Puedo jugar con ustedes? Los conejos, sorprendidos de ver a un topo tan valiente, aceptaron encantados. Teo y los conejos se convirtieron en amigos inseparables.

Juntos, recorrían el campo, jugaban a las escondidas y se contaban historias. Teo ya no se sentía solo, ahora tenía amigos con quienes compartir momentos felices. Poco a poco, otros animales del campo se acercaron a Teo y los conejos, formando un grupo de amigos muy unido.

Teo aprendió que a veces, para encontrar la amistad, solo hace falta un poco de valentía y disposición para abrirse al mundo. Desde entonces, Teo y sus amigos vivieron muchas aventuras juntos, demostrando que la amistad no conoce de diferencias ni prejuicios.

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