El toque mágico de Tomás



Había una vez un joven llamado Tomás, que tenía un don muy especial. Cada vez que tocaba a alguien, podía ver sus vidas pasadas. Esto lo hacía sentirse muy curioso y emocionado, pero también un poco asustado.

Un día, mientras caminaba por la calle, Tomás vio a una anciana sentada en un banco. Se acercó y sin pensarlo dos veces, la tocó suavemente en el hombro. De repente, se encontró transportado al pasado.

Tomás se encontró en medio de una ciudad devastada y llena de dolor. Era el año 1942 y estaba presenciando el Holocausto. Vio cómo las personas eran llevadas a campos de concentración y cómo eran tratadas con crueldad e injusticia.

El corazón de Tomás se llenó de tristeza al ver tanta maldad. Decidió usar su don para hacer algo bueno con él.

Entonces, decidió tocar a más personas para aprender sobre sus vidas pasadas y así poder contarles historias inspiradoras a los demás. La primera persona que tocó fue Marta, una mujer mayor que vivió durante la Segunda Guerra Mundial. Ella le contó historias sobre cómo ayudaba a esconder judíos en su casa para protegerlos del peligro.

"Marta era valiente", pensó Tomás mientras escuchaba atentamente su historia. Luego tocó a Pedro, un hombre que había sido soldado durante la guerra.

A través de sus recuerdos pudo comprender el valor del trabajo en equipo y la importancia de luchar por lo que uno cree justo. Con cada persona que tocaba, Tomás aprendía nuevas lecciones de vida. Aprendió sobre la importancia de la empatía, la valentía y el amor hacia los demás.

Un día, Tomás decidió contar todas las historias que había aprendido a través de su don. Organizó una pequeña reunión en su comunidad y compartió las experiencias vividas por Marta, Pedro y muchas otras personas. La gente quedó impresionada al escuchar estas historias tan impactantes.

Se dieron cuenta de lo importante que es aprender del pasado para no repetir los mismos errores. Tomás se convirtió en un héroe local, alguien a quien todos admiraban por su sabiduría y compasión.

Pero él sabía que era gracias a las personas que había tocado y sus increíbles vidas pasadas. A partir de ese momento, Tomás decidió dedicar su vida a ayudar a los demás.

Visitaba asilos de ancianos para escuchar sus historias y compartir lecciones inspiradoras con jóvenes en escuelas. Su don especial se convirtió en una herramienta poderosa para enseñar valores fundamentales como el respeto, la tolerancia y la solidaridad.

Y así, Tomás demostró que incluso algo aparentemente extraño o diferente puede convertirse en una bendición si se utiliza para hacer el bien. Su historia inspiradora nos recuerda que siempre podemos marcar la diferencia en el mundo si nos atrevemos a ser valientes y amables con quienes nos rodean.

FIN.

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