El Torneo de Lola

Había una vez en un barrio muy colorido y alegre, una niña llamada Lola. Lola era una niña curiosa y valiente que siempre estaba jugando en las calles con sus amigos. Les encantaba correr, saltar y divertirse juntos.

Un día, mientras paseaban por el barrio, vieron a un grupo de chicos más grandes peleando en la calle.

Todos los vecinos se asustaron y se escondieron en sus casas, pero Lola se quedó mirando la pelea con tristeza en sus ojos. "¿Por qué tienen que pelearse? No ganan nada lastimándose", dijo Lola a sus amigos. Decidida a hacer algo al respecto, Lola tuvo una idea brillante.

Reunió a todos los niños del barrio en la plaza principal y les propuso organizar un torneo de "peles callegeras" pacífico. En lugar de lastimarse unos a otros, competirían de manera amistosa en diferentes pruebas físicas y mentales.

Todos los niños estaban emocionados con la idea de Lola y aceptaron participar en el torneo. Habría carreras de velocidad, concursos de saltos, desafíos de conocimientos generales e incluso pruebas creativas como pintar murales juntos. El día del torneo llegó y el barrio entero se reunió para disfrutar del evento.

Los niños demostraron su talento y habilidades en cada prueba, pero lo más importante es que lo hicieron con respeto y compañerismo.

Al final del día, todos los participantes recibieron medallas hechas por ellos mismos como símbolo de su amistad y espíritu deportivo. Los chicos más grandes que habían estado peleando anteriormente también participaron y descubrieron lo divertido que podía ser competir sin agresividad.

Desde ese día, las "peles callegeras" se convirtieron en una tradición anual en el barrio de Lola. Los niños aprendieron que no hace falta pelear para divertirse o demostrar quién es mejor; lo importante es compartir momentos especiales juntos y aprender a respetarse mutuamente.

Y así, gracias a la valentía e ingenio de Lola, las calles del barrio se llenaron de risas, juegos pacíficos y amistad verdadera para siempre jamás.