El torneo solidario de Cristina



En un pequeño pueblo llamado Alegría, vivía una niña llamada Cristina. A Cristina le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en el parque todas las tardes.

Pero un día, mientras jugaban, un balón mal pateado terminó rompiendo la bicicleta nueva de su amigo Lucas. - ¡Ay no! ¿Qué vamos a hacer ahora? -exclamó Cristina preocupada. Lucas estaba muy triste por su bicicleta rota y todos los niños del parque se quedaron en silencio sin saber qué decir.

Fue entonces que Cristina tuvo una idea brillante. - ¡Ya sé! Vamos a organizar un torneo de fútbol para recaudar dinero y poder comprarle una bicicleta nueva a Lucas -propuso emocionada.

Todos los niños se pusieron manos a la obra y comenzaron a planificar el torneo. Decidieron invitar a equipos de otros pueblos cercanos para que fuera un evento grande y emocionante.

Pronto, la noticia del torneo se esparció por toda la región y mucha gente quiso participar o ayudar de alguna forma. El día del torneo llegó y el parque se llenó de risas, música y alegría. Los equipos competían en partidos emocionantes y la gente disfrutaba viendo jugar a los niños con tanta pasión.

Al final del día, lograron recaudar suficiente dinero para comprarle una bicicleta nueva a Lucas. - ¡Gracias amigos! Nunca olvidaré lo que han hecho por mí -dijo Lucas emocionado mientras recibía su nueva bicicleta.

Pero la historia no terminó ahí. Al ver cómo el pueblo se había unido para ayudar a un amigo en apuros, algo mágico sucedió: en el cielo apareció un arcoíris brillante que iluminaba todo con sus colores vibrantes.

- ¡Miren el arcoíris! Es como si nos estuviera diciendo que cuando trabajamos juntos podemos hacer cosas maravillosas -exclamó Cristina maravillada. Desde ese día, en Alegría reinó la paz y la solidaridad entre todos sus habitantes.

Los niños aprendieron que trabajar en equipo y ayudarse mutuamente era mucho más importante que ganar cualquier juego.

Y cada vez que veían un arcoíris en el cielo recordaban esa lección tan valiosa que habían aprendido gracias al fútbol, una bicicleta, la paz, Cristina y un hermoso arcoíris lleno de esperanza.

FIN.

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