El torneo solidario de Yeyvins



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Gol, un niño llamado Yeyvins que tenía una gran pasión por el fútbol.

Desde muy chico, siempre estaba con su pelota de fútbol en la mano y no se separaba de ella ni un segundo. Le encantaba jugar en el potrero del barrio con sus amigos y soñaba con convertirse en un gran futbolista algún día.

Un día, mientras Yeyvins practicaba tiros al arco en el potrero, escuchó a lo lejos la voz de su abuelo Don Tito. "¡Yeyvins, ven aquí un momento!"- gritó su abuelo desde la puerta de su casa.

Yeyvins corrió hacia allí y se encontró con Don Tito sosteniendo algo detrás de su espalda. "Toma, Yeyvins. Esto es para ti"- dijo Don Tito mientras le entregaba una vieja camiseta de fútbol del equipo local. Los ojos de Yeyvins se iluminaron al verla y rápidamente se la puso.

"¡Gracias abuelo! ¡Es la camiseta más linda que he visto!"- exclamó emocionado. Desde ese día, Yeyvins no se sacaba nunca esa camiseta y jugaba cada partido como si fuera el último.

Su determinación y pasión por el fútbol eran admirados por todos en Villa Gol. Sin embargo, un día todo cambió cuando recibieron la noticia de que iban a demoler el potrero donde solían jugar los niños del barrio.

Yeyvins y sus amigos estaban devastados al enterarse de esta noticia, pero decidieron no darse por vencidos. Juntos planearon organizar un torneo benéfico para recaudar fondos y así poder salvar el potrero.

Con mucha dedicación y trabajo en equipo, lograron llevar a cabo el torneo y sorprendentemente superaron la meta establecida. El potrero fue salvado gracias al esfuerzo conjunto de Yeyvins y sus amigos.

Desde entonces, cada tarde después del colegio se podía escuchar las risas y gritos de los niños jugando al fútbol en aquel lugar tan especial para ellos. Y así, Yevyins aprendió que con determinación, trabajo duro y apoyo mutuo se pueden lograr grandes cosas.

Siempre recordaría aquel torneo como una lección valiosa: nunca rendirse ante las adversidades y seguir persiguiendo los sueños con pasión e ímpetu como lo hacía cuando jugaba al fútbol en Villa Gol.

FIN.

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