El Toro, la Oveja y el Oso Gigante



Había una vez un toro llamado Ramón y una oveja llamada Lila. Ellos vivían en un hermoso campo lleno de flores y árboles frondosos. Ramón era un toro fuerte y juguetón, y Lila era una oveja suave y risueña. Juntos, pasaban los días saltando por los prados y jugando a las escondidas. Su lugar favorito era un gran árbol que se alzaba orgulloso en el centro del campo, donde solían dormir después de un largo día de juegos.

Un día, mientras Ramón y Lila se acomodaban en las ramas del árbol para tomar una siesta, de repente, escucharon un gran estruendo. "¿Qué fue eso?" -preguntó Lila con un tono asustado. "No lo sé, pero parece que se viene una tormenta." -contestó Ramón esforzándose por mirar hacia abajo.

Pero lo que apareció no fue una tormenta, sino un enorme oso gigante llamado Bruno, que paseaba por el campo en busca de algo de comida. Sus grandes patas hacían temblar el suelo. "¡Mira, un oso!" -gritó Lila, asustada. "No te preocupes, Lila. Puede que solo quiera jugar también. Vamos a verlo."

Ramón, siendo valiente, decidió bajar del árbol. Al llegar al suelo, el oso lo miró con curiosidad. "Hola, amigos. Soy Bruno, el oso. ¿Qué hacen en mi bosque?" -dijo Bruno con una voz profunda pero amigable. "Solo estamos jugando y disfrutando del día. Nos asustaste un poco al llegar así de repente," -respondió Ramón, tratando de sonar tranquilo.

"¡Oh, no era mi intención! Soy nuevo por aquí, buscando algo de comer. Es difícil encontrar comida buena cuando uno es tan grande", -dijo Bruno con un suspiro.

Lila, sintiéndose compasiva, le dijo: "Nosotros tenemos mucha hierba fresca en el campo. ¿Te gustaría venir y probarla?"

Bruno se iluminó. "¡Eso suena delicioso!" -dijo feliz, y los tres comenzaron a caminar juntos hacia el prado. Mientras caminaban, Bruno les contó sobre sus aventuras en el bosque. "He tenido que aprender a ser cuidadoso porque mis patas son tan grandes que a veces rompo las ramas cuando juego." -explicó.

A Ramón le pareció importante enseñarle a Bruno cómo ser más cuidadoso. "Yo también tengo que tener cuidado. Mis cuernos son grandes y a veces me puedo lastimar o lastimar a otros. A veces, es bueno jugar con suavidad." -dijo el toro.

Y así, Bruno empezó a aprender a jugar más suavemente. Cuando llegaron al campo, todos disfrutaron de un picnic con hierba fresca, flores y frutos silvestres. Praguntas sobre sus juegos vinieron a la mente. ¿Cómo podrían ser más amables y divertidos al mismo tiempo?"¡Este es el mejor picnic de todos!" -gritó Bruno con la boca llena. "Me alegra haberlos encontrado. Ahora tengo amigos también."

Desde ese día, el toro Ramón, la oveja Lila y el oso Bruno se volvieron inseparables. Jugaban juntos, exploraban y aprendían unos de otros. Bruno enseñó a Ramón y Lila a encontrar comida deliciosa en el bosque, mientras que ellos le enseñaron a ser más amable y cuidadoso.

Y así, el gran oso se convirtió en un amigo querido por el toro y la oveja, y juntos vivieron muchas aventuras en el campo, demostrando que las diferencias entre ellos no eran impedimentos, sino oportunidades para aprender y crecer juntos.

Un día, mientras estaban sentados juntos bajo el árbol donde todo había comenzado, Ramón sonrió y dijo: "A veces, los nuevos amigos traen las mejores sorpresas."

Lila asintió, "Sí, y siempre podemos aprender algo nuevo si estamos abiertos a conocer gente diferente."

Y así, ellos continuaron jugando y explorando, enseñándose unos a otros lo importante que es la amistad en todas sus formas. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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