El tren de la amistad
En un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, vivían dos amigos inseparables, Lucas y Martín. Siempre jugaban juntos, se contaban secretos y se divertían como nadie.
Sin embargo, tenían un problema: cuando se enojaban, solían pegarse y uñarse, lo cual complicaba su amistad. Un día, mientras jugaban al fútbol, una discusión por un gol polémico terminó en una pelea. Lucas empujó a Martín, y este último reaccionó con un manotazo.
Luego de separarlos, los niños quedaron enojados y sin hablarse. Esa noche, mientras Lucas reflexionaba sobre lo sucedido, recordó un antiguo tren que su abuelo le había contado. Según la historia, ese tren mágico podía llevar a las personas a lugares especiales donde aprenderían lecciones valiosas.
Haciendo a un lado su enojo, Lucas decidió buscar a Martín al día siguiente para contarle sobre el tren y proponerle que lo buscaran juntos. Martín, intrigado por la idea, aceptó la propuesta.
Al día siguiente, se embarcaron en la búsqueda del tren mágico. Después de explorar el pueblo, encontraron una antigua estación de tren abandonada, la cual parecía ser el lugar ideal para encontrar el misterioso tren. Al entrar, descubrieron una locomotora mágica con vagones multicolores.
Subieron a uno de ellos y, sin darse cuenta, el tren comenzó a moverse. Pronto, llegaron a un lugar encantado lleno de colinas verdes y árboles frondosos.
En ese lugar, conocieron a la Guardiana de la Amistad, una sabia y amable anciana que les enseñó valiosas lecciones sobre el respeto y la colaboración. Conscientes de sus errores, Lucas y Martín se disculparon y se prometieron no volver a pegarse nunca más.
Al regresar al pueblo, su amistad se fortaleció y aprendieron a resolver sus diferencias de manera pacífica. Desde entonces, el tren mágico se convirtió en su secreto compartido, recordándoles la importancia de la amistad y la reconciliación.
FIN.