El tren del trabajo en equipo
la seguridad de los pasajeros. Un día, mientras Josiño estaba distraído con su teléfono, el tren comenzó a moverse de manera brusca. Los pasajeros se asustaron y empezaron a gritar.
El maquinista intentaba controlar la situación, pero era evidente que algo iba mal. En ese momento, un niño pequeño llamado Martín se acercó a Josiño y le dijo: "¡Señor Josiño, por favor ayúdenos! Usted fue futbolista, ¿no? Seguro sabe cómo trabajar en equipo".
Josiño miró al niño sorprendido y dejó de lado su móvil. Se dio cuenta de que tenía una oportunidad para hacer algo bueno y demostrar sus habilidades como exfutbolista. "Claro que puedo ayudar", respondió Josiño decidido.
Se levantó del asiento y corrió hacia donde estaba el maquinista. Juntos, comenzaron a buscar la forma de estabilizar el tren y evitar cualquier peligro para los pasajeros. Mientras tanto, Martín se acercó al resto de los pasajeros e hizo un llamado a la calma.
Les recordó que estaban juntos en esto y que debían confiar en ellos mismos y en el trabajo en equipo. Después de algunos minutos de tensión, finalmente lograron estabilizar el tren.
Los pasajeros aplaudieron emocionados ante la valentía y determinación de Josiño y Martín. A partir de ese día, Josiño entendió lo importante que es trabajar duro y colaborar con los demás para lograr grandes cosas.
Dejó atrás sus actitudes negativas e irresponsables, y se convirtió en un empleado ejemplar. Martín se volvió su amigo inseparable, y juntos crearon un programa de fútbol para niños en Pontesampaio.
Josiño compartía sus conocimientos futbolísticos con los pequeños, pero también les enseñaba la importancia del esfuerzo, la responsabilidad y el trabajo en equipo. Con el tiempo, el programa de fútbol se convirtió en un éxito rotundo. Los niños aprendieron no solo a jugar bien al fútbol, sino también a ser personas comprometidas y solidarias.
Josiño había encontrado su verdadera pasión: ayudar a los demás y transmitirles valores positivos a través del deporte. Ya no necesitaba amenazar ni ponerse por encima de los demás para sentirse importante. Desde entonces, Josiño vivió una vida llena de satisfacciones y alegrías.
Siempre recordaba aquel día en el tren 27 como un punto de inflexión que lo llevó por el camino correcto.
Y así, gracias a la valentía de Martín y al cambio de actitud de Josiño, Pontesampaio se convirtió en un lugar donde reinaban la solidaridad y el trabajo en equipo. Todos aprendieron que juntos pueden superar cualquier obstáculo y lograr grandes cosas.
FIN.