El Tren Infinito de Tyler
Era una mañana soleada y tranquila cuando Tyler, un niño curioso y aventurero, se despertó de un sueño raro. En su sueño había viajado en un tren que no terminaba nunca. ¿Cómo podría un tren ser infinito? Se preguntó, mientras se apresuraba a prepararse para la escuela.
- ¡No puedo llegar tarde! - se dijo Tyler mientras ataba sus zapatos a toda prisa, sin siquiera darse cuenta de que había olvidado desayunar.
Mientras corría hacia la parada del colectivo, Tyler vio el tren pasar justo por delante de él.
- ¡Es mi oportunidad! - exclamó, subiendo al tren justo a tiempo. Pero al mirar alrededor, se dio cuenta de que algo no estaba bien. No había paradas, ni pasajeros. Todo era desierto y parecía que el tren nunca se detendría.
- ¡Hola! - gritó Tyler al conductor, que tenía un bigote muy peculiar y una sonrisa amplia.
- Este es el Tren Infinito, pequeño viajero. - respondió el conductor con un tono amigable. - Una vez que subís, no hay vuelta atrás.
Tyler se sintió un poco asustado, pero también estaba emocionado por la aventura que se avecinaba. El tren empezó a correr más rápido y de repente, Tyler se dio cuenta de que había cosas maravillosas por ver. Por la ventana observó paisajes que cambiaban; desiertos llenos de canguros saltarines, montañas cubiertas de nubes de algodón y ríos de colores brillantes.
- ¡Qué impresionante! - gritó Tyler mientras movía las manos emocionado. Entonces, comenzó a conocer a otros personajes del tren:
- Hola, soy Lola, la artista. - dijo una niña con pinceles en el cabello. - Estoy aquí para crear obras maestras con los colores del mundo.
- Y yo soy Lucas, el inventor - interrumpió un niño con un sombrero de papel. - Estoy construyendo una máquina que puede hacer llover caramelos.
Tyler se hizo amigo de todos y juntos comenzaron a participar en actividades increíbles en el tren. Todos los días, hacían algo nuevo: pintaban, inventaban y hasta organizaban competencias de historias entre los pasajeros.
Sin embargo, con el paso de los días, aunque la diversión era infinita, Tyler empezó a extrañar su hogar, la escuela y a sus amigos.
- ¿Y si nunca regresamos? - preguntó un día mientras todos estaban sentados disfrutando lejos del bullicio.
- No te preocupes, Tyler. Todo llega al final. Solo debemos disfrutar lo que tenemos aquí. - le respondió Lola mientras le pintaba un arcoíris en la mano. Esa respuesta lo calmó temporalmente, pero la incertidumbre en su corazón seguía creciendo.
Pasaron los días y cada vez que el tren paraba en alguna estación, no podían bajar, solo miraban con anhelo por la ventana. Pero un día, el tren pasó por un lugar muy especial. Era un parque que parecía una mezcla de todos sus lugares favoritos del mundo. Tyler se sintió nostálgico y decidió hacer algo.
- Necesitamos encontrar la forma de regresar a casa - dijo con determinación. - ¡Vamos a construir algo que nos lleve de vuelta!
Lola y Lucas lo apoyaron, y juntos empezaron a usar sus talentos. Con lápices, pínturas, piezas de metal y creatividad, construyeron una maravillosa máquina. Cuando la terminaron, estaba llena de colores y formas locas, lo que hacía que todos sonrieran solo al mirarla.
- ¿Listos para probarlo? - preguntó Tyler emocionado.
Cada uno ocupó su lugar, y tras unos pasos, la máquina comenzó a funcionar. Un colorido remolino apareció en frente de ellos y el tren comenzó a detenerse.
- ¡Mirad! ¡Estamos volviendo! - gritó Tyler mientras todo giraba a su alrededor.
De repente, un gran destello de luz los envolvió y, cuando parpadeó, Tyler se despertó en su habitación, en su cama. Miró a su reloj y se dio cuenta que había dormido mucho más de lo que pensaba.
- Todo fue un sueño - susurró asombrado, pero no sintió tristeza, sino alegría. Aprendió que a veces, la clave de la aventura es hacer lo que amas y estar rodeado de amigos. Así que decidió levantarse, desayunar rápido y correr a la escuela con una gran sonrisa en su rostro.
Ya no llegó tarde, sino que llegó lleno de ideas nuevas, listo para compartirlas con sus amigos.
- Chicos, ¡tengo la mejor historia para contarles! - exclamó Tyler mientras entraba al aula, recordando las maravillas del Tren Infinito.
FIN.