El tren mágico del bosque encantado


Había una vez en un hermoso pueblo rodeado de montañas, un grupo de primos llamados Martina, Tomás, Juana y Facundo. Ellos vivían cerca del lago Azul, donde solían jugar y merendar juntos.

Un día soleado, los cuatro primos decidieron aventurarse más allá del lago para explorar el bosque mágico que se extendía hasta la orilla del mar.

Mientras caminaban entre los altos árboles y escuchaban cantar a los pajaritos, vieron un tren antiguo que parecía abandonado en las vías cercanas. - ¡Miren eso! ¿Qué estará haciendo ese tren aquí? -exclamó Tomás sorprendido. - Deberíamos subirnos y ver a dónde nos lleva -propuso Martina con entusiasmo.

Los niños subieron al tren y este comenzó a moverse lentamente por las vías oxidadas. Atravesaron túneles oscuros y puentes altos sobre ríos cristalinos hasta llegar a una estación en lo alto de la montaña.

Al bajar, se encontraron con una vista impresionante del cielo despejado y el mar brillante a lo lejos. - ¡Esto es increíble! Nunca imaginé que podríamos llegar tan lejos -dijo Juana emocionada. De repente, escucharon risas provenientes de unas rocas cercanas.

Eran unos peces parlanchines que saltaban en el agua fresca del arroyo junto a la estación. - ¡Hola chicos! ¿Qué hacen por aquí? -saludaron los peces divertidos. - Estábamos explorando y terminamos aquí arriba. ¿Ustedes también viven en este lugar mágico? -preguntó Facundo curioso. - Sí, somos los guardianes de estas aguas cristalinas.

Nos encanta recibir visitas como ustedes -respondió uno de los peces sonriente. Los primos pasaron horas jugando con los peces, escuchando historias sobre el bosque encantado y disfrutando de una merienda improvisada con frutas dulces recogidas del camino.

Cuando llegó la tarde, decidieron regresar al pueblo antes de que sus padres se preocuparan por ellos.

Al subirse nuevamente al tren viejo, esta vez rumbo al lago Azul, reflexionaron sobre lo importante que era explorar nuevas aventuras juntos y cuidar de la naturaleza que los rodeaba. Al llegar al lago justo antes del anochecer, prometieron volver pronto para seguir descubriendo secretos ocultos en aquel lugar especial donde convergían el mar, la montaña, el cielo y el lago.

Y así terminó un día inolvidable lleno de magia y aprendizajes para Martina, Tomás, Juana y Facundo; cuatro primos valientes dispuestos a vivir mil aventuras más en compañía de amigos especiales como los peces parlanchines del arroyo mágico.

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