El triunfo de Manu y Lucas
Había una vez en el bosque encantado de Villa Mágica, un duende llamado Manu. Manu medía 1. 63 metros, lo cual para un duende era bastante alto, pero eso no le impedía ser muy ágil y veloz.
Además, Manu era muy inteligente y le encantaba jugar al básquet en la canchita que él mismo había construido con ramas y hojas.
Un día soleado, mientras Manu practicaba sus tiros al aro con precisión, escuchó risas provenientes del otro lado del bosque. Al acercarse, descubrió a un grupo de duendes burlándose de Lucas, un duende más bajito y torpe que intentaba jugar al básquet sin mucho éxito.
- ¡Mirá cómo salta Lucas! ¡Parece un sapo saltarín! -se reían los otros duendes cruelmente. Manu sintió tristeza al ver la escena y decidió intervenir. - ¡Eh! ¿Qué les pasa? Todos empezamos desde cero alguna vez. Lucas merece una oportunidad como todos nosotros -exclamó Manu con firmeza.
Los otros duendes se quedaron callados ante la valentía y determinación de Manu. Decidieron darle una oportunidad a Lucas para demostrar su habilidad en el juego.
Con paciencia y enseñándole técnicas básicas, Manu ayudó a Lucas a mejorar su juego poco a poco. Con el tiempo, Lucas fue ganando confianza en sí mismo gracias al apoyo de Manu y logró destacarse en el equipo de básquet del bosque.
Los dos duendes se convirtieron en grandes amigos y juntos formaron una dupla imparable en la cancha. Sin embargo, un día antes del gran torneo anual del bosque, ocurrió algo inesperado: durante uno de los entrenamientos, Manu sufrió una lesión en su tobillo que lo dejó fuera de juego por un tiempo indefinido.
- No te preocupes por mí, amigo -dijo Manu con una sonrisa forzada-. Tú puedes hacerlo solo esta vez. Lucas sintió miedo e incertidumbre ante la idea de tener que jugar sin su amigo y mentor.
Pero recordando todas las enseñanzas y consejos que había recibido de Manu, decidió dar lo mejor de sí mismo en el torneo.
El día del torneo llegó y el equipo de Lucas se enfrentaba al temible equipo liderado por los duendes más fuertes del bosque. A pesar de estar nervioso al principio, Lucas recordó las palabras de ánimo de Manu: "Confía en ti mismo".
Con determinación y trabajo en equipo, el equipo liderado por Lucas logró vencer al adversario sorprendiendo a todos los presentes en el bosque. La alegría invadió a cada uno de los integrantes del equipo y especialmente a Manu desde la tribuna donde estaba apoyando con muletas.
Finalmente comprendieron que no importa cuán alto seas o qué tan bueno juegues al básquet; lo importante es creer en ti mismo, trabajar duro para alcanzar tus sueños y siempre estar ahí para apoyar a quienes lo necesitan.
FIN.