El trombón perdido



Había una vez, en el tranquilo pueblo de Villa Porcina, un cerdito muy especial llamado Glotón. Glotón era un cerdito lleno de energía y pasión por la música.

Desde que era muy pequeño, soñaba con ser un gran músico y tocar su trombón en frente de todos. Un día soleado, mientras Glotón se encontraba practicando sus notas en el parque musical del pueblo, ocurrió algo inesperado.

Un fuerte viento sopló y arrastró su amado trombón hasta perderlo entre los árboles del bosque frondoso que rodeaba a Villa Porcina. Glotón, desesperado y triste, comenzó a buscar por todas partes su querido instrumento. Pero no importaba cuánto buscara, no lograba encontrarlo por sí solo.

Justo cuando estaba a punto de rendirse, apareció Cecilia la conejita bailarina. Cecilia era conocida por ser muy astuta y siempre estar dispuesta a ayudar a sus amigos. Cecilia se acercó a Glotón y le preguntó qué le había pasado.

El cerdito le contó sobre cómo había perdido su trombón tan preciado para él. "No te preocupes", dijo Cecilia con una sonrisa tranquilizadora. "Vamos a encontrar tu trombón juntos".

Con renovada esperanza, Glotón siguió a Cecilia adentrándose al bosque oscuro en busca de su trombón perdido. Mientras caminaban entre los árboles altos y misteriosos del bosque, se encontraron con Pedro el perro guitarrista. Pedro era un perro muy talentoso que siempre llevaba su guitarra a todas partes.

Al ver la tristeza en los ojos de Glotón, Pedro decidió unirse a la búsqueda. "¡No te preocupes, Glotón! Juntos encontraremos tu trombón", exclamó Pedro con entusiasmo. Con Cecilia y Pedro a su lado, Glotón se sentía más valiente que nunca.

Los tres amigos continuaron explorando el bosque mientras cantaban canciones y tocaban sus instrumentos para alejar cualquier miedo. De repente, una melodía extraña resonó entre los árboles.

Era Melisa la ratoncita pianista, quien había escuchado sus voces y música desde lejos. Melisa era una experta en encontrar cosas perdidas gracias a su agudo oído musical. Melisa se acercó corriendo hacia ellos y les preguntó qué estaba pasando.

Cuando Glotón le explicó sobre su trombón perdido, Melisa no dudó ni un segundo en ofrecer su ayuda para encontrarlo. Ahora eran cuatro amigos decididos a recuperar el trombón de Glotón.

Juntos siguieron el sonido de la melodía hasta llegar al claro del bosque donde encontraron al búho Mozart tocando el trombón de Glotón. "¡Hey! Ese es mi trombón", gritó emocionado Glotón. Mozart se sorprendió al verlos y confesó que había encontrado el trombón abandonado y decidió tocarlo para divertirse un poco.

Se disculpó por haberse llevado algo tan importante sin saberlo y devolvió el instrumento alegremente. Glotón abrazó a sus amigos y agradeció por su apoyo incondicional. Juntos, regresaron a Villa Porcina donde celebraron con una gran fiesta llena de música y baile.

Desde aquel día, Glotón aprendió la importancia de tener amigos en quien confiar y cómo la música puede unir corazones. Continuó practicando su trombón y cada vez se volvía mejor músico.

Y así, el cerdito Glotón se convirtió en uno de los músicos más queridos de Villa Porcina, siempre recordando que cuando tienes amigos cerca, nunca pierdes el ritmo en tu vida.

FIN.

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